El colegiado grancanario internacional explica por primera vez su condición de deportista ante el ataque político al que es sometido mientras participa en el Mundial
T.A.
El colegiado grancanario Ángel Sabroso, componente junto a su paisano Óscar Raluy de la mejor pareja española de árbitros de balonmano de las últimas temporadas, nos remite un escrito en el que por primera vez responde a los ataques a que está siendo sometido por su condición de deportista asociada a la actitvidad política. Este es su contenido:
"En medio del XXIII Campeonato del Mundo de Balonmano, primero en la historia que se celebra en nuestro país y que tengo la suerte de poder arbitrar junto a mi compañero Óscar Raluy, leo en algunos medios que el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha dado una rueda de prensa exclusivamente para llamarme "tramposo" y criticar la actividad arbitral que practico desde hace 23 años.
En primer lugar debo manifestar la ausencia de sorpresa que me produce esa crítica. En esta rama del PSOE local -afortunadamente no todo es así-, llevan tiempo tratando de desacreditar la gestión municipal a base de ataques personales de este tipo. Cada cual elige la forma de actuar que mejor considere y, en este caso, la forma de hacer política por la que serán juzgados por los ciudadanos. Pero obviamente, sin darle más importancia de la que tiene, creo necesario hacer una serie de aclaraciones a la crítica personal recibida.
Empecé a arbitrar balonmano a los doce años y es, sin duda, de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, decisión que le debo a mi padre. El deporte me ha formado como persona y en gran parte, junto a mi familia, le debo ser como soy. El arbitraje, como el deporte en sí, está constituido por una sucesión de etapas formativas y personales que muy pocos tienen la suerte de poder culminar. La actividad arbitral en balonmano, como sucede en la inmensa mayoría de modalidades deportivas de España, no tiene la consideración de profesional, a pesar de que se nos exija como tales. Por tanto, no se perciben remuneraciones profesionales, ni los beneficios ni bondades propias de una actividad profesional (seguro médico, cotizaciones, etc.) Es una actividad 100% amateur que precisa ser compaginada, obviamente, con la actividad profesional propia de quien la desempeñe.
Así lo he hecho siempre, como el resto de mis compañeros árbitros de balonmano, árbitros de otros deportes y como el resto de practicantes de deportes federados en general; jugadores, entrenadores, delegados, ayudantes, preparadores físicos y así un largo etcétera de amantes del deporte que deben hacer los esfuerzos necesarios para compaginarlo con sus trabajos y sus familias. Desde hace 6 años tengo el honor, porque así lo quisieron los ciudadanos, de ostentar un acta de concejal en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, así como de formar parte de un grupo de trabajo, una formación política, con sus propuestas, ideas y soluciones para una ciudad que, en las pasadas elecciones locales, le otorgó su confianza para gestionarla. En estos seis años, desempeñando unas u otras responsabilidades, he compaginado el arbitraje con el acta de concejal renunciando a vacaciones y descanso personal, pidiendo sacrificios a la familia y tratando de hacer mi trabajo lo mejor posible cualquier día del año, tal y como hacen y seguro han hecho todos los concejales que están o han pasado por el Ayuntamiento, sin atender a horas extraordinarias, festivos, fines de semanas y demás fechas señaladas. Esta responsabilidad no entiende de eso.
Por tanto, mi actividad arbitral es pública y notoria. Nunca ha sido ni opaca ni oscurantista, sino que más al contrario, hago gala de ella, pues la reivindico como una parte más del deporte, algo que lamentablemente aún no es entendido por todos. Cuando he formado parte de una candidatura para la elección por parte de los ciudadanos, el arbitraje ya formaba parte de mi vida mucho tiempo antes y así era conocido, sin trampas ni tabús. Soy árbitro antes que concejal y estaré toda la vida vinculado al deporte, no así a la política, actividad de tanta exigencia que, si quiere desempeñarse bien, es complicado que dure sino una etapa de mi vida.
Arbitro a nivel internacional junto a mi compañero Raluy (21 años juntos ya) y hemos tenido la suerte de estar en mundiales, europeos, JJOO y panamericanos. No existen honorarios arbitrales por arbitrar en competiciones internacionales. Ni sueldo, ni retribuciones profesionales. Por este tipo de competiciones a los árbitros únicamente se les proporciona una dieta diaria para desplazamientos internos y gastos diarios, lo que no deja de ser sorprendente cuando nos referimos al máximo nivel mundial de balonmano, al que sólo se llega tras una carrera deportiva de enorme exigencia y sacrificio.
En la competición nacional arbitro en la Liga Asobal, la mejor liga de balonmano del mundo junto con la alemana, pero a pesar de ello, igualmente sin consideración ni remuneración profesional. Por un partido Asobal los árbitros de balonmano reciben 430 euros en concepto de compensación de tiempo, dietas y gastos, dinero que por supuesto se declara y sobre el cual se tributa. Además, como el resto de compañeros del Ayuntamiento, mi declaración de la renta se deposita en Secretaría General, así como mis propiedades e intereses, públicas del todo sin inconveniente alguno. Así pues, lecciones de esta índole, ni una.
En definitiva, recibo la escuálida crítica personal de una parte del PSOE local con pena. Contrastar, debatir, proponer, y hasta criticar las medidas de gestión y actuaciones de gobierno es labor útil y necesaria para una ciudad. Sin embargo, presentarse como alternativa de gobierno con crítica personal infundada, tratando de atacar la noble actividad del arbitraje, demuestra el tipo de oposición que lamentablemente tiene esta ciudad. En su responsabilidad queda".