Juan Pedro Borrego

Cuando en 2010 Jon Scheyer abandonó el camino hacia la NBA por una inoportuna lesión en un ojo, quizá nunca pensó que su reencuentro con la competición profesional norteamericana iba a ser tan complicado. El base estadounidense con orígenes israelíes del Herbalife Gran Canaria se encuentra, probablemente, en estos momentos en la peor posición posible para hacer realidad la que ha confesado recientemente que es su reto personal, con una trayectoria estadística en línea descendente y su equipo sumido en una preocupante racha de resultados.

Scheyer fue una estrella en la prestigiosa universidad de Duke. Allí se catapultó como un notable escolta que jugaba más de media hora por partido y anotaba casi 15 puntos por partido jugado. Tras su etapa universitaria prorrogó esos números en la Liga comercial de la NBA, con el equipo de Río Grande en la campaña 2010-2011.

Sin embargo, su desplazamiento a Europa lo está viviendo como un retroceso notable en su prestigio estadístico como jugador. Con el Maccabi de Tel Aviv, apenar pudo superar los diez minutos y medio de juego por jornada en la Liga, con una aportación media en ataque de 2,5 puntos.

Tras su salida del conjunto hebreo, llegó a Gran Canaria con el deseo de recuperar el terreno perdido. Su contratación costó mucho tiempo de insistencia en el club isleño; pero el camino recorrido por Scheyer hasta el momento ha tenido una trayectoria descendente y preocupante.

El base de Illinois empezó la competición liguera participando durante 26 minutos en el juego del Gran Canaria, con 8 puntos en su haber y una valoración de 7 en la Liga para que el Herbalife se impusiera al Bilbao por 65-59 en el Centro Insular de Deportes. No obstante, la confianza de Pedro Martínez en él ha ido en descenso paulatinamente a lo largo de la competición liguera.

Salvo los 29 minutos que lo mantuvo en la cancha en Tenerife para conseguir la victoria sobre el Canarias, próximo visitante de los grancanarios (domingo, 12:00 horas), su participación en el juego ha sido menor, hasta tal punto que el pasado fin de semana, en Vitoria, tocó fondo, con 11 minutos de juego, sin anotar ningún punto, y su tercera valoración negativa en las estadísticas (-4).

El domingo, otra vez con el Canarias enfrente, Jon Scheyer tiene una oportunidad de marcar un punto de inflexión en su gráfica de rendimiento deportivo. El Gran Canaria espera ansioso ese cambio de un jugador que por momentos demuestra tener en sus venas sangre de jugador de alto calibre.