El gato de Escaleritas, Raúl Lizoain, firma su más completa actuación desde que es profesional del primer equipo amarillo
M. B.
Raúl Lizoain es una realidad. Lo que se viene percibiendo en los últimos meses se constató este sábado, en la séptima titularidad del gato de Escaleritas, novena participación en Liga con la UD Las Palmas desde su confirmación como futbolista profesional. Sus intervenciones ante la quinta de Jesé, evitando ventajas o empates del filial blanco, fueron determinantes en otra jornada donde se ausentó por imperativos del guión Mariano Barbosa.
Raúl es un producto hervido a fuego lento, día a día. Es la avanzadilla, en suma, de la camada de porteros que se está fabricando en la cadena de filiales desde hace muchos años. Los tres puntos se quedaron este sábado en el Estadio de Gran Canaria y una porción del éxito amarillo es suya, aunque como siempre, con esa voz que no parece querer abandonar la etapa de la pubertad resta importancia a su labor personal. La humildad le persigue en cualquier tipo de desenlaces.
Firmó ante el Castilla su segunda actuación con la portería a cero esta temporada, como ocurrió también frente al Racing de Santander. Paró lo que era posible detener en las internadas de Jesé, los lanzamientos de Fabinho, las intentonas de Borja o Cheryshev, ... a media altura, a ras de suelo o junto al poste. Estuvo notable en el juego aéreo, que debe aún dominar mejor y también en la distribución del balón con el pie.
Y, cuando algo falló, sus postes se hicieron grandes; como él. Tenemos portero, sin duda.
Por complejidad y número de intervenciones, por la eficacia y el grado de seguridad que transmitió, esta ha sido su más completa actuación desde que llegó al equipo donde aspira a jugar en Primera.
El escalofriante rechace de Raúl con el balón se fue a la base del poste tras disparo de Fabinho; pudo ser el 1-1 (C. Torres)