Por Higinio Medina
Parece que la relación "afluencia de público" - "Unión Deportiva Las Palmas" no termina de cuajar, y no es precisamente porque el aficionado no anime con sus cánticos e intente tirar de un equipo, que por momentos se nos antoja errático desde el momento en el que el contrario decide poner el cerrojo o jugar al fútbol.
Al margen del espectáculo del árbitro titular, de la permisividad del árbitro sustituto y de sus errores de apreciación, que normalmente eran en perjuicio de los amarillos, aunque la oportunidad más clara de gol nos da la sensación que estaba precedida por fuera de juego de Chrisantus (la repetición de la jugada lo dirá), no creemos que fuera decisivo en el resultado final de empate a cero ante el Hércules.
Desde la subjetividad, observamos que hay jugadores a los que le está pudiendo la presión ambiental. Ver el estadio casi lleno puede impresionar y hacer que el corazón pueda más que la cabeza, y sea quien además dicte las acciones. Desde la subjetividad, vemos que la impotencia por fallar goles "cantados" pasa factura y acrecienta por tanto la ansiedad de dar una alegría a los miles de seguidores que volvieron al recinto deportivo de Siete Palmas. Desde la subjetividad, también, creemos que se debe hacer examen de "conciencia" para ver por qué cuando algo está tan cerca no se es capaz de alcanzarlo o consolidarlo. No vale entonar el "mea culpa"...
El desenlace final está por ver, todo es posible y hay muchas ilusiones puestas en ello, pero una cosa nos parece clara, fuera se juega con la ansiedad del contrario que es quien tiene que arriesgar frente a una delantera canaria que se muestra habitualmente muy incisiva y bastante "peligrosa"; pero en casa, La Unión Deportiva Las Palmas, no está sabiendo en las últimas jornadas, e independientemente de la ineficacia goleadora, controlar los tiempos del partido y mucho menos tener la claridad de ideas (dentro y fuera del terreno) necesaria para dominar las distintas situaciones que se presentan.
Los dos próximos encuentros se jugarán fuera, y probablemente el resultado de los mismos determinen las posibilidades reales de alcanzar o no el objetivo trazado, e incluso superarlo. Así pues, esperemos que la "lejanía" sirva de bálsamo para aclarar las ideas y serenar la ansiedad, pues a pesar de este nuevo tropiezo los amarillos siguen dependiendo de sí mismos y esa, evidentemente, es una ventaja que no se puede desaprovechar...