Por José Hernández
Con gran tristeza nos llega en este viernes 3 de mayo, día de la Cruz, el fallecimiento de Eladio Bueno, el capitán Yayo, todo un caballero del deporte, no sólo dentro de los campos de juego sino fuera de ellos. Sabíamos que el estado de salud no era muy bueno de uno de los pocos supervivientes que quedan de aquella etapa fundacional de la Unión Deportiva Las Palmas en el ecuador del siglo pasado, y que contribuyeron de forma decisiva a engrandecer aquel equipo que se gestó de la unión, no sin un enorme esfuerzo por parte de todos los implicados. Yayo militaba en el Real Club Victoria.
Con Yayo a la cabeza, como capitán, la Unión Deportiva llegó a la máxima categoría del fútbol español de una forma meteórica, y por este club lo dio todo, con una destacada labor como secretario técnico en la cadena de filiales después de su retirada. Allí fue donde lo conocimos, con Domingo Ponce Arencibia como presidente de esta importante sección del club, y en su etapa, la UD consiguió el titulo de campeón de España juvenil.
Pero a Yayo se le recuerda también como funcionario del Instituto Nacional de Previsión, lo que hoy en día es el INSS, donde siempre tenía una palabra amable, ganándose la amistad y confianza de todos sus compañeros, al igual que el inolvidable Pedro Suárez, que fuera secretario de la Federación de Fútbol y posteriormente secretario del primer consejo de administración de la Unión Deportiva Las Palmas, con Luis Sicilia en la presidencia.
Hoy se le rendirá un homenaje con el minuto de silencio en el partido ante el Sporting de Gijón. Una despedida a un hombre que sentía el amarillo hasta la médula, como otros que también nos han dejado para siempre. Con Yayo se va un capítulo de la historia de este club, orgullo de un pueblo, un sentimiento que ha ido heredando la distintas generaciones y que comenzaron hombres como Yayo. Descansa en paz, amigo Eladio.