Anatolie Ciumac, el siberiano que está preparándose con Juan Espino Dieppa para el campeonato del Mundo MMA, no se explicaba cómo un bregador tan joven como Kevin Hernández (Almogarén), al que duplica en peso, era capaz de enviarle a la arena con cierta facilidad una vez tras otra. Entre agarrada y agarrada comentaba: "Este pequeño es un tramposo". No hubo forma de que Anatolie llevara a la arena a su ágil oponente. Las mañas de nuestro deporte vernáculo y su aplicación hacen posible el dicho de que ningún hombre tiene raíces en la tierra. Ni viniendo de Siberia.
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