T.A.

"Entonces Antonio de Armas -historiador de la UD Las Palmas- no traducía bien mis palabras", bromeaba en la sala vip Vinny Samways, que acompañado por su hijo Jay quiso estar cerca en un final de temporada en que la UD Las Palmas está cerca de la Primera División. Rememoraba sus andanzas en el equipo grancanario cuando en 1996 llegó procedente de los Spurs de Tottenham para realizar una prueba con el equipo grancanario. Aquel test apenas duró un día ya que, de inmediato, se pudo comprobar la personalidad y genio que podría imprimir al centro del campo amarillo. Y ... sin duda lo hizo.

Samways recibió este miércoles la ovación que la afición del Estadio Insular no pudo brindarle en su despedida de la entidad en 2002. Y aunque vino a jugar con el Sevilla un amistoso de compensación de su traspaso, el inglés quedó sorprendido once años después cuando las más de 16.000 personas que asistieron al Gran Canaria se pusieron en pie para agradecer los servicios prestados al club. "No esperaba que esto ocurriera de esta manera", confesó, "siento el cariño de la gente siempre que llego a la isla. Le deseo lo mejor a Las Palmas en esta promoción. Siempre tengo la esperanza de que Las Palmas va a estar pronto en Primera División".

En esa categoría la dejó en su momento por imperativos del guión; liberado por las deudas que había acumulado la entidad que quedaba afectada por un descenso. El último encuentro de amarillo de Samways se produjo en Anoeta, aquel fatídico empate frente a la Real Sociedad que fue insuficiente por la salvación 'in extremis' del Mallorca, frente al relajado Valladolid. Samways lloró como un grancanario más, afectado por no poder evitar un descenso de categoría que se fraguó de manera sorpresiva.

Vinny, con su hijo Jay, en la sala de autoridades del Estadio de Gran Canaria (C. Torres)