Por José Hernández
Concluye una temporada para la Unión Deportiva Las Palmas en que la decoración con respecto a las últimas campañas ha sido bien diferente. En este último ejercicio se acabó la agonía por conseguir la salvación, por alcanzar los 50 puntos de la tranquilidad, y eso es de agradecer. Se podrá estar o no de acuerdo con alineaciones o planteamientos, pero la UD de esta Liga que está a punto de expirar ha sido un equipo que nos ha llevado a la ilusión, a soñar con que el retorno a la Primera División era posible, y de hecho, se ha estado a punto de comer el caramelo.
El mal gustillo que te queda en el paladar es que ha habido oportunidades para alcanzar el objetivo, y no a través de la promoción de ascenso, sino alcanzando la segunda plaza, porque a la primera se aferró el Elche desde el inicio del campeonato y no habido forma de que la dejara. Los ilicitanos dijeron que el liderato era de ellos y así han alcanzado la Primera. Pero es que Las Palmas, pese al mal comienzo liguero, estuvo en varias ocasiones de ocupar el segundo puesto y falló ante equipos donde era el pronóstico favorable, cediendo puntos del Gran Canaria que fueron decisivos.
Y es precisamente de esos posibles errores, de lo que se falló, en lo que se tiene que trabajar desde ya, para intentar que la próxima temporada se pueda corregir. Al acabar la temporada llega el trabajo a los despachos. No hay tiempo que perder y habrá que comenzar a perfilar el futuro tanto en el aspecto deportivo, como económico. No podemos descartar alguna posible venta para poder equilibrar el presupuesto, y es que el dinero, como en todo, manda. Ya Miguel Ángel Ramírez lo advirtió, en el sentido de que si no había ascenso, habría que vender algún valor de la plantilla. Es lo que toca en estos tiempos, aunque no se desee.
Lo que si tiene claro el consejo de administración es que este equipo ha dado la cara cuando ha tenido que hacerlo. En Almería luchó por alcanzar su objetivo, y se mantuvo la esperanza hasta la segunda parte de la prorroga, cuando las expulsiones de Crisantus y Castellano acabaron por desnivelar el partido. A partir de aquí ya es pura anécdota. Y lo que si es realidad es el recibimiento de madrugada en el aeropuerto de Gran Canaria a un equipo del que podemos estar orgullosos de defender el escudo de la Unión Deportiva Las Palmas. Todos, sin excepción, que han hecho soñar e ilusionar a un pueblo castigado por la crisis. Ellos nos han puesto un caramelo en la boca, que estamos seguro el año próximo quizás nos lo podamos comer.