Asdrúbal marca el día de su estreno. La saga familiar sigue su ruta en la historia del fútbol grancanario
M. B.
Entre Asdrúbal Padrón y Víctor Afonso, su anterior entrenador en los filiales de la UD Las Palmas, germinó una relación telepática que está relacionada con el profundo conocimiento mutuo. El debutante goleador de este sábado ha trabajado duro para poder algún día saborear su primer acierto en la Unión Deportiva Las Palmas, que no será el último, y su entrenador en el primer filial ha sido fiel y severo corrector del delantero. Porque el joven amarillo combina osadía, potencia, rapidez y buena relación con las redes rivales, a ras de suelo y en los remates de cabeza. A Asdrúbal había que pulirlo y Afonso le entregaba la confianza un día y otro, buscando lo mejor del delantero de Guanarteme, hijo de Félix Oramas que fuera también debutante en la UD Las Palmas 26 años atrás.
Asdrúbal coge el balón, agacha el morro y hace la jugada. Pero en el último instante algo sale mal. El técnico del filial le observa desde el banquillo. Quiere decirle algo pero el jugador, remolón, tarda en levantarse tras caer. Se miran de reojo. Asdrúbal se tranquiliza cuando ve a Víctor hablar con su ayudante Padrón mirando en dirección a la otra portería, alejando su atención. Se sube las medias y la jugada continúa. Y entonces: "¡Asdrúbal; levanta la cabeza, combina o dispara!. No te lo vuelvo a repetir". Víctor no perdona; se acordaba de todo.
Entre idas y venidas el joven Padrón ha ido escalando sus propias posiciones en la cadena de la UD Las Palmas. El pasado mes de junio el ariete o veloz extremo, que de todo hace, marcó uno de los tantos más importantes para el club de los últimos años, al adelantar al filial en Tuilla en el complejo encuentro de promoción. Luego celebró el éxito de un ascenso y conoció su primera convocatoria para realizar una pretemporada con los profesionales. Su sueño tocaba a las puertas. Se vació en la pretemporada con Lobera, estuvo en los banquillos frente a Deportivo y Alavés esperando, junto a Tana y Leo, la primera oportunidad. Viajó por carretera desde Vitoria hasta Huesca el pasado fin de semana para marcar el 0-2 de penalti el día que conocía por vez primera a algunos compañeros del filial. Y este sábado, al fin, sacó al equipo profesional de un atolladero. Su vida, de repente, pasa páginas de forma rápida sin poder disfrutar casi el episodio anterior.
Asdrúbal marcó al Eibar en un día que fue un poco él mismo: un rebelde. Con su nombre de general cartaginés, se encomendó en solitario para una hazaña. No había en el campo juego colectivo canario y Asdrúbal agachó la cabeza, se zafó de sus defensores, se buscó un hueco y por él perforó la portería de Irureta. No tuvo que pararse porque de inmediato pasó a celebrar la obra que, a su vez, es un sedante para el equipo.
Lloraba al abandonar el Estadio de Gran Canaria. "Me acuerdo de muchas cosas. De mi lesión de rodilla, que me hizo pensar muchísimo. Incluso creí que tendría que abandonar el fútbol. Se lo dedico a mi madre -María Hernández, emocionada también en los graderíos del Gran Canaria- y a mi abuelo también. Le voy a dar esta camiseta".
Eso de que los Oramas (pertenece a la saga de grandes jugadores bajo ese mismo apellido) llevan el gol en las venas es cierto. Es lo que acaba de hacer el día de su bautismo profesional. Pero ha de convencerse que el gol al Eibar no es la llegada a una meta, sino el inicio para alcanzar otras mayores.
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