Héctor Marrero se instala en el centro del campo del Villa de Santa Brígida, primer clasificado grancanario en el grupo de la Tercera División
M.B.
Futbolista laborioso y disciplinado. Con ese concepto viajó esta temporada Héctor Marrero hasta Santa Brígida, joven centrocampista de la UD Las Palmas que emprende un año de aprendizaje en una plantilla de Tercera División. Justo un año atrás, el valor de la cantera grancanaria sufrió una lesión extraña con una fractura de peroné y luxación de tobillo producida en solitario, cuando participaba en un rondo con el primer filial de los amarillos. "Pero eso ya es sólo un recuerdo", expresa satisfecho. "Me dijeron que, tras la operación, serían unos cuatro meses y medio de rehabilitación. Pero todo el cuerpo médico del club hizo un buen trabajo conmigo, en especial el fisio del filial Arturo García, al que tengo expresiones de agradecimiento por su paciencia. En tres meses y medio ya estaba recuperado. Y hoy ni me acuerdo".
El Villa de Santa Brígida es el equipo sorpresa de la competición hasta el momento, también la primera representación grancanaria en la tabla clasificatoria. Suma tres victorias y una derrota 'de aquella manera' en La Laguna. "Todo está saliendo como esperábamos. Tenemos un equipo que se ha reforzado de manera importante, bien dirigido. Para mí ha sido muy fácil mi integración porque el grupo es muy bueno. Estoy satisfecho con mi aportación hasta el momento, en una temporada que la tomo como aprendizaje porque en la categoría existe mucha veteranía".
Héctor aprende en plena negación. La propuesta de su cesión por un año llegó y, tras analizarla y razonarla, la aceptó. "Tenía la posibilidad de jugar en el Regional C de Las Palmas y todas las partes creímos conveniente que los minutos que pudiera disputar lo hiciera en la siguiente categoría. Fue un acierto venir al Villa, noto ese cambio para bien". Porque su presencia en Las Palmas Atlético antes del salto a Segunda B se limitaba a actuaciones intermitentes y con escaso tiempo. "La primera vez, cuando tenía 16 años de edad", recuerda el propio Héctor.
"La Tercera está esta temporada más abierta, con más candidaturas al ascenso. Cuando estaba Las Palmas Atlético había una diferencia, porque siempre el filial tenía un poco más en su potencial. Ahora hay muchos equipos que están aspirando a meterse arriba", afirma. "Aún es pronto para señalar a los principales favoritos. ¿Nosotros?. El objetivo del Villa es acabar entre los cuatro primeros. Lo vamos a intentar".
Héctor asegura que tiene mucho que escuchar de sus compañeros de equipo "donde se nota la veteranía". Aunque admite que no le quita el ojo al segundo conjunto amarillo "que es mi siguiente referencia. Las Palmas Atlético también ha empezado muy fuerte en Segunda División B. En el fútbol estas cosas pueden pasar; especialmente porque también se ha reforzado de manera importante".
Héctor tiene contrato deportivo con la UD Las Palmas hasta los 21 años. Y metas a medio plazo que son llevaderas con los consejos de su padre, el ex jugador amarillo Manolo Marrero, que "siempre me recuerda que cualquiera de mis sueños pasan por trabajar duro". Uno de ellos se ha cumplido esta temporada: el mito Valerón, "el jugador que siempre más me ha gustado y por el que siento admiración" defiende la camiseta que está en la almohada de todos. Y, cómo no, en la del joven Marrero.