Momo, una firma invisible en la reacción
23/02/2014

Por Manuel Borrego

Un equipo roto habría sido incapaz de responder como lo ha hecho este sábado la UD Las Palmas, mucho menos remontar un partido totalmente dominado por situaciones adversas y antecedentes que podrían desmoralizar. El equipo no ofreció un fútbol brillante, pero sí solidario y sacrificado, agotando todo el combustible en el campo de juego, sin bajar los brazos incluso cuando Gerard Bordás anotó el 0-1 de imponente chut desde fuera del área. Los lazos internos de la plantilla que dirige Sergio Lobera están sanos; nada que ver con su juego de ataque, que atraviesa una etapa laberíntica de la que por fin sacó la cabeza frente al Girona. Es, al menos, un principio porque el margen de mejora es amplísimo.

En ese grupo, varios nombres podríamos citar. Pero para la ocasión subrayamos el de Momo Figueroa, todo un ejemplo de profesionalidad y entrega a una causa. Ahora que el equipo está lleno de dudas, Momo ha aparecido en las dos últimas jornadas dando alas al conjunto en las misiones de exterior en banda opuesta a su pierna natural. El grancanario, así lo demuestra su pundonorosa actitud, corre en sentido opuesto al viento del pesimismo. Esforzado, sacrificado e, incluso, osado en el momento en que podría haber un encogimiento general. Momo corrió en el césped del Gran Canaria dando un punto de agresividad a todas sus acciones, para avanzar, para recuperar, para presionar, para ayudar, para alentar cuando el ánimo decaía ... otra cosa es el acierto, que no puede ser imaginable sin la predisposición.

Momo recupera la titularidad, que ha disfrutado en seis ocasiones esta temporada de Liga. Apenas 625 minutos para un jugador de su talla podría ser poco, podría ser motivo para un enfado o el desconcierto. Pero no en él; ni una palabra altisonante, ni una mala cara o un gesto. Animaba a los compañeros que ahora le animan a él. No se registra tampoco en su expediente de esta temporada una sola ausencia por lesión. Actitud, actitud, actitud; poniéndose al frente para los profesionales que también vienen en camino y que deben seguir su buena huella.

Este sábado se fue del campo ovacionado por la afición que aún resistía en las gradas confiada en la remontada; aplausos en justo reconocimiento a una labor invisible que lleva el signo de la suma. Y es que no solo son importantes para un colectivo los que están en el escaparate; detrás del telón también se cuece la salud de los proyectos.

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