Los gemelos, que no zarparon en la Liga como titulares, entran inmensos en la recta final de la temporada cuando el equipo goza del mejor estado de forma. Sus nombres se recitan en el once del último tercio, con el ascenso en juego
M. B.
En el excelente momento deportivo que atraviesa la UD Las Palmas hay dos nombres que están enlazados por la misma línea sanguínea y el mismo espíritu competitivo: Javi y Dani Castellano, los actuales gemelos del equipo tras la marcha de Sergio y Francis Suárez. No estuvieron en la jornada inaugural del campeonato frente al Deportivo, ni siquiera en el banquillo. No gozaban herencia entonces en los planes de Sergio Lobera en un bloque en formación que ha terminado de encajar sus piezas en el último tercio de la temporada. Y allí está la sociedad invisible.
Dani es ahora el Dani de la pasada temporada; Javi es el Javi de hace dos Liga con Juan Manuel Rodríguez. Inmensos ambos, laboriosos obreros en un conjunto de jugadores relucientes. Ellos forman parte de este momento estelar que todavía no conoce techo.
"Todo el mundo habla de la velocidad de Thievy; sin embargo Dani es tan rápido y resistente como el francés". Esa frase corresponde a Manu Sayabera la pasada temporada. El preparador físico de la UD Las Palmas sabe apreciar el velocímetro del zurdo grancanario y su enorme volumen de trabajo en el sector izquierdo de la defensa. La muestra ahora como entonces, desde el minuto 0 al noventa y tantos.
El puesto de zaguero lateral izquierdo es, además, un debate tradicional en la entidad amarilla, generación tras generación. Esta campaña, la UD Las Palmas lo ha querido zanjar con la competencia de futbolistas de un altísimo nivel técnico y físico para esa demarcación. El camerunés Tim Atouba pareció el elegido en primera instancia por el entrenador y el preferido por los aficionados, que le corearon en las jornadas iniciales ... hasta su lesión. El león indomable africano fue el primer sacrificado, ahora ya fuera incluso de la plantilla. El segundo turno en prolongar la titularidad le correspondió al vasco Xabi Castillo, que apareció en aquel sector con un fútbol veloz y vertical, al margen de sus prestaciones defensivas contrastadas por sus años de oficio en Primera. Pero Dani aterrizó en el momento exacto y zanjó cualquier incógnita acoplado a cada una de las piezas que Sergio Lobera ha colocado por aquel sector del ataque. Desde hace doce jornadas, casi tres meses, no existe otro nombre que el suyo en las formaciones del equipo.
"Si ustedes ven mucho en el campo que Javi Castellano tiene que hacer muchos desplazamientos laterales para cortar, es que entonces no estamos bien". Esa otra observación pertenece a Diego Herner, el zaguero argentino que disfrutó de un guardaespaldas seguro en su temporada de amarillo (2011-12). Javi era entonces el hombre de los 41 partidos completos, intocable en un equipo que también tuvo sus altibajos. Pero su labor silenciosa lo agradecía la UD Las Palmas al completo, empezando por los de la retaguardia. Lo suyo no es el brillo, no existe el lucimiento personal. De hecho, todavía ninguno de los Castellano ha celebrado un gol con el equipo desde que hace tres temporadas regresaron al club materno para ensanchar sus trayectorias deportivas. Javi es el fiel operario que ha logrado en esta etapa de bonanza en resultados cerrar el abanico de opciones para las caras posiciones de acompañamiento de Valerón. Y la competencia para su plaza es sin duda una de las más exigentes dentro de la actual plantilla profesional del representativo grancanario.
Los Castellano están en forma; la UD Las Palmas lo disfruta de lleno. Todos se juegan mucho porque a título personal y colectivo los interrogantes se despejan para saber qué ocurre tras el treinta de junio.