El equipo de Bordalás clona y mejora lo que el Sporting había hecho una semana antes: 34 faltas paralizan el fútbol trenzado de los de Lobera, que acaban entre los errores y la vulgaridad
M.B.
Cuarto capítulo de la Pesadilla en Santo Domingo; la cuarta derrota consecutiva en feudo alfarero dentro de la Liga Profesional. Las Palmas no fue Las Palmas; Alcorcón sí fue el Alcorcón laborioso e, incluso, duro que impidió que el candidato grancanario siguiera su trayectoria hacia los puestos de ascenso directo. La pérdida de los tres puntos tiene un valor alto a esta etapa de competición, porque da posibilidades a que los perseguidos tomen un respiro y a que los perseguidores reciban bocanadas de esperanza.
A Sergio Lobera le ha salido un nuevo problema: el vídeo del 2-0 de este sábado se va a cotizar para que los nueve restantes rivales que quedan en competición intenten clonar lo que el equipo de Bordalás le hizo a la Unión Deportiva. En realidad, en algunos aspectos el Alcorcón clonó durante 90 minutos lo que una semana antes había logrado parcialmente el Sporting, durante media hora. Se trataba, en definitiva, de lograr la ruptura del juego grancanario con hasta 34 faltas -según contabilidad de la TVC-. Cada combinación visitante tras la línea central del campo podría ser objeto de una paralización antirreglamenta, destrozando así el primordial criterio futbolístico a la Unión Deportiva. Porque sin pases o posesión Las Palmas acabó convertida en un equipo que entró en la vulgaridad, buscando el recurso incluso de lanzamientos largos desde su zona de centrales para una recepción de espaldas o la lotería.
Ganó el planteamiento empleado por los jugadores de Bordalás. Si Valerónse acercaba al balón, lobos tras él; si lo hacía Masoud o Momo, al piso. Incluso Vicente Gómez sufrió lo suyo en la segunda parte. El reglamento, por segunda jornada consecutiva, volvió a colocarse al límite desde la primera jugada. Y si no había obsesión entre los amarillos (este sábado, de blanco) acabó por aparecer porque el equipo no se encontró a sí mismo. No es un problema de dimensiones, ya que el estilo de juego aplicado esta temporada es válido en cualquier escenario salvo en barro; pero un equipo que acaricia el balón requiere que su fútbol sea cuidado por el propio criterio arbitral. Si el listón no está a la altura puede haber barra libre; así lo interpretaba el Sporting y ahora el verdugo Alcorcón.
La desaparición del juego canario fue completa; la llegada de los errores vino después. Apenas tres ocasiones sin precisión en los remates hacen el resto. Hay señales que son inconfundibles para saber cómo ha ido la tarde. Si Barbosa es muy protagonista, mal día. La semana pintaba bonita tras la victoria sobre el Sporting y el arribo al tercer puesto, pero apenas seis días después el fin de semana aparece torcido.
Tiempo de diálogo y de reacción inmediata, porque el margen es pequeño en aguas de abril.
Las interrupciones presidieron el encuentro disputado en Santo Domingo (Enrique Rubio, especial para Tinta Amarilla)