Germán Sáenz: el rematador sibarita
07/04/2014

M.B.

"Si el gol de Germán lo hubiese marcado algún futbolista de Primera División este fin de semana, lo estaríamos viendo en la televisión una y otra vez, una y otra vez", pronosticaba Víctor Afonso al saborear la estética del tanto que el tinerfeño firmaba este domingo en las redes del Fuenlabrada. Fue una de las acciones más bellas de cuantas ha protagonizado el filial esta temporada en el Anexo. La jugada tuvo dos compases, ambas ejecutadas con precisión y sutileza. Ale Rivero levantó la mirada cuando llevaba el peso del ataque, escorado en las inmediaciones de la banda derecha. Colgó el balón en dirección al área; templadito, arropadito con bufanda como si tuviera un resfriado. La velocidad justa, la parábola medida y la dirección correcta. Germán apareció en la recepcción cerca de la línea frontal y, sin dejarlo besar el piso y a la media vuelta, el tinerfeño prolongó la jugada con otro derechazo que no necesitó potencia en su ejecución. Era una bala al ángulo opuesto, donde al portero fuenlabreño Basilio no le quedó otra que aplaudir como hizo el resto del paisanaje.

El desvío de Germán de cabeza, lanzándose en plancha, abrió el marcador ante el Tudelano (C. Torres)

 

Ese era el segundo regalo de la campaña a la afición del Anexo del delantero tinerfeño, posiblemente uno de los futbolistas más elegantes cuando se cita con el balón de los que posee en su nómina la UD Las Palmas. Porque el Germán Sáenz que dejó escapar el CD Tenerife y que este año hace carrera en la UD Las Palmas es un futbolista de libro, un estilista cuyo cuerpo siempre está al servicio del control correcto y del remate ortodoxo. Germán no es veloz y, con un físico importante, tampoco se caracteriza por ser un delantero de cuerpo a cuerpo. Es jugador al que le gusta saborear en profundidad sus balones, un rematador sibarita que cubre cualquier posibilidad de disparo utilizando todas sus herramientas físicas al servicio de ese juguete esférico. Brazos, piernas, cabeza, ... no pierde la orientación para que el remate que sea elegido se aproxime al que propone la Biblia del fútbol.

Quizá por ello tampoco es un goleador en abundancia. Es hombre de banda, media punta y también puede ejercer como ariete. Mira más al balón que al zaguero y busca sociedades en el campo. Despertó su hambre de gol esta temporada con cierta tardanza. Las del Tudelano fueron las primeras redes de amarillo. Un testarazo en plancha valió aquella mañana para abrir boca. Luego firmó en el feudo de los cachorros del Bilbao Athletic y ahora, con memorable derechazo, en la portería del Fuenlabrada. Y como los grandes detallistas, regala poco pero los suyos son difíciles de olvidar.

 

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