El pertiguista del equipo
12/04/2014

M.B.

Héctor Figueroa es la pieza que tiene a sus órdenes Sergio Lobera que más se asemeja a un pertiguista, al menos en mentalidad. Sale a escena con un listón elevado para su primera tentativa. Es probable que jamás hubiese estado ante una situación como esa; y quizá por ello en los primeros intentos podría malograr el salto. Pero aprende, pues su capacidad para asimilar retos es absoluta. Una vez su cuerpo logra esquivar los límites de la gravedad y sobrepasar la barra horizontal, ya tiene en mente la siguiente meta unos centímetros más arriba. El delantero Héctor, por su amplia capacidad de trabajo y deseos de triunfar, es quien primero ha de desconocer su propio techo. Los descubre en el campo de batalla. Agarra la pértiga y se lanza a un nuevo intento.

Tan pronto logra acomodarse a la faena, Héctor empieza a producir. Llegó a la plantilla profesional en el segundo mercado, cruzando el trecho entre el Anexo al Estadio de Gran Canaria. Tardó cuatro jornadas para hacer su primer gol en las redes del Sabadell, en un encuentro donde las diferencias entre los dos contendientes fueron importantes. Pero este sábado volvió a actuar, después de tres semanas de banquillo, para firmar el tanto del empate, el decimosexto personal de la vigente temporada. El 1-1 al Hércules es un gol que Héctor ha de saborear con intensidad porque puede tener gran importancia en la historia de esta campaña. A raíz de él, Las Palmas varió la dirección de un partido tras el que vuelve a meterse en el carril de la pelea por el ascenso directo.

El pertiguista ya domina el ambiente de Segunda División. Es uno más como si hubiese estado allí desde el inicio de la temporada. Nada le es extraño apenas tres meses después de su aparición. Es el máximo realizador de toda la nómina profesional del club, con sus catorce tantos anteriores en una categoría donde se estrenaba como jugador del filial. Ese gol del emapte tiene mucho aroma de Las Palmas Atlético; con una jugada de contragolpe que habrían firmado hace unos meses con el mismo Asdrúbal. Se conocen bien; muchas horas juntos en el ataque del equipo aprendiz. Héctor calculó la carrera de su compañero y esperó el balón donde lo esperan los que no han sufrido en sus carnes la piedad.

El hombre de la pértiga vuelve ponerse en posición de salida. Ocho nuevos retos siguen en pie y él dispuesto a quemar etapas. Está Héctor como el equipo: destino hacia un horizonte ambos.

 

Momo mira a su hermano Héctor, ambos fueron los autores del triunfo sobre el Hércules (C. Torres)

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