Si era una final, no lo pareció
19/04/2014

La telaraña de Terrazas bloqueó a los amarillos en un partido en que se cometieron excesivos fallos defensivos y carecieron de ideas en ataque

M.B.

Será una semana larga antes de que pise el Estadio de Gran Canaria el filial del FC Barcelona B, aupado de forma estéril al tercer puesto de la clasificación con los mismos puntos que la UD Las Palmas. El equipo de Sergio Lobera no perdió en Anduva su papel de tercero en discordia, que lo mantiene a pesar de la derrota. Dejó escapar la posibilidad de de dar un golpe importante a la Liga y quedarse mirando el cogote del Eibar, llevándole de nuevo el aliento; pero no fue así y el conjunto armero, que le ha ganado el parcial a los amarillos, da otro respiro. Este último dato es relevante con tanta igualdad en el campeonato.

Si el encuentro de Miranda de Ebro era una de esas finales de las que tanto se ha hablado, no lo pareció. En una final no se dan tanta concesiones al rival; errores encadenados que bien pudo aprovechar el Mirandés para adelantarse y cerrar el marcador. A Las Palmas le faltó fibra, elevar un punto de intensidad en su contención para evitar sobresaltos. Si en una final uno de los mejores jugadores es el portero Barbosa, también eso es mala señal. Las Palmas ha jugado esta temporada importantes encuentros lejos del Estadio de Gran Canaria, otras finales, donde mostró otro cariz. Trató entonces de tú a tú a Deportivo, Sporting o Recreativo y les ganó a domicilio. Ese equipo determinante, que no permitió que el peligro adversario les llegara al cuello, no estuvo en Miranda de Ebro. En aquellos partidos mostró otra cara e hizo daño certero con abundancia de remates y jugadas combinativas. Eso tampoco ocurrió en Anduva.

Los adversarios modestos no le van al equipo de Lobera. No es casualidad que una y otra vez se les atrangante. El Mirandés, con cuatro pelotazos y un notable Pablo Infante, logró descoordinar al cuarteto de zagueros canarios, haciéndoles correr en dirección a su propia portería en un buen puñado de ocasiones. Le generó Terrazas una telaraña grande, en la que podrían caer sin que en este partido se produjera un número elevado de faltas rivales como antes realizaron Sporting, Alcorcón y Hércules en los partidos que precedieron al de este sábado.

Las Palmas se bloqueó. Fue un equipo con doble manera de avanzar metros. Por la banda de Momo, mejor; pero los centros no tenían destinatarios. Los remates visitantes fueron pocos y la línea de conexión canaria para llevar el balón al área de Bernardo recibía cortocircuitos muy lejanos. Fue una final, si es que podríamos considerarla así, muy cómoda para el Mirandés. ¿Era un partido ideal para Valerón?; nunca lo sabremos, pero la sensación que dejaron los 93 minutos disputados en Anduva es que en otro periodo de tiempo similar se habrían producido escasas jugadas de ataque canario. La sensación es que el el Mirandés logró jugar una final al estilo de los modestos y Las Palmas no supo interpretar las soluciones.

El equipo no funcionó este día cuando tanto se necesitaba. Habrá más rivales que propongan lo mismo que Mirandés y Alcorcón; antes Jaén o Éibar. El Tenerife es uno de ellos. No hay tiempo de lamentos; las soluciones llevan sello urgente con acuse de recibo.

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