Por impacto social, por trascendencia clasificatoria y canariedad en el campo de juego, el UD-Tenerife de este sábado se convierte en el no va más del fútbol en Canarias
Manuel Borrego
No va más. Difícilmente se encontrará en la historia de UD Las Palmas y CD Tenerife un partido como el que se disputa este sábado en el Estadio de Gran Canaria, con tantos incentivos compartidos por los dos representativos del Archipiélago: por impacto social, por trascendencia clasificatoria y por la canariedad de ambos conjuntos (27 jugadores entre los dos son nacidos y formados en nuestra Comunidad). Parafraseando a Sadam Hussein y su particular forma de observar el conflicto bélico del Golfo, este partido entre amarillos y blanquiazules en el terreno deportivo puede convertirse en la madre de todos los derbis; porque puede batir todos los récords de audiencia en grada y TV y porque de él puede salir un equipo hacia la Primera División.
No es un partido cualquiera y menos en el momento tan determinante de la temporada en el que se encuentran. Los hombres de Sergio Lobera saben que tras ganar al Real Zaragoza el pasado fin de semana, el salto cualitativo de sus aspiraciones pasa por aprovechar la oportunidad de este sábado frente al equipo que más daño le ha hecho en la vigente temporada. Al Tenerife se le respeta muchísimo en el seno de la plantilla grancanaria, porque "saben a lo que juegan" reseñan sus veteranos. Pero para desarmarles, Las Palmas apelará a dos de sus virtudes en el primer tiempo de la Romareda: la combatividad en todas las parcelas del campo para hacerse con el balón y la puntería en los últimos metros, demostrada aquel día por un exquisito Vicente Gómez.
Lobera guarda celosamente sus propósitos para el encuentro, con varias teóricas dudas. Una de ellas es la confección del centro del campo donde combina dos posiciones para tres jugadores: Vicente Gómez, el omnipresente Javi Castellano y Apoño. Porque para la posesión tan planificada necesita a Valerón y Masoud, quizá también a Tana. La otra alternativa en su once es la elección del ariete. Siempre que Carlos Aranda estuvo en disposición de jugar como titular, lo hizo. Este sábado no puede ser menos pero otros futbolistas también aspiran a ello, como pueden ser Héctor Figueroa o el recuperado Asdrúbal.
La no presencia teórica de Ayoze Pérez puede modificar el estilo de juego del Tenerife, al menos en buscar un hombre que supla los recursos atléticos y técnicos de su goleador. Al margen de ello, lo que han mostrado los jugadores de Cervera es que han sabido ponerle un corsé a los amarillos en los tres partidos disputados esta temporada; los dos de la Copa veraniega Mahou y el del doloroso 3-0 del Heliodoro, el más duro varapalo en el historial de los derbis canarios.
Será un partido intenso en el campo; no menos en las gradas con las últimas entradas de Tribuna a disposición de los aficionados en el transcurso del día de autos.
Es así el derbi: tres puntos y algo más, ... con la Primera División en el horizonte para ambos.