Por Antonio Aguiar
En estos momentos tan duros para los amarillos de bien, es de justicia reconocer el trabajo de los jugadores y la buena gestión llevada a cabo por el equipo directivo y técnico de Miguel Ángel Ramírez.
Un puñado de jóvenes desnortados, que no se representan más que a sí mismos, nos ha producido una frustración enorme cuando teníamos la eliminatoria encarrilada. Sobre ellos deberían recaer sanciones de prohibición absoluta de acceso a los estadios de toda España por mucho tiempo. Espero que los escasos medios policiales presentes (grave error de la Delegación del Gobierno) hayan podido identificarlos para que puedan ser llevados ante la Comisión Antiviolencia.
Es cierto que los jugadores pudieron haber hecho más en la recta final de la liga regular, donde tuvimos el ascenso directo al alcance de la mano, pero también hay que reconocerles que lo hicieron muy bien en la liguilla de ascenso, muy serios, sobre todo en defensa y mediocampo.
Nada podemos reprochar, en cambio, al presidente, a su equipo directivo y al plantel de técnicos. Han estado en todo momento a la altura de las circunstancias. Incluimos aquí a Sergio Lobera, gran persona y mejor técnico.
Todo nuestro reproche va dirigido a los innombrables que invadieron el terreno de juego y consiguieron paralizar el partido, dando oxígeno al rival, que estaba absolutamente descompuesto, y desconcentrando a los nuestros con el resultado tan cruel que hemos sufrido.
Ahora toca reponerse y empezar de nuevo, para lo cual disponemos de mimbres suficientes en la cantera.
Hasta el año que viene.
Antonio Aguiar es director de la web Iusport.com