Pacuco Rosales acudió al Estadio con la camiseta talismán que Orlando le regaló hace 18 años, tras el ascenso de Elche. La alegría de repetir un éxito explosivo se rompió en un segundo: "Nadie podía imaginar lo que ocurrió al final"
Manuel Borrego
De un 22 de junio a otro habían transcurrido 18 años. Del partido que se disputó en el Martínez Valero frente al Elche (0-4) al del pasado domingo contra el Córdoba se enlazaban dos acontecimientos históricos. Por eso Pacuco Rosales buscó entre sus trofeos personales un símbolo: la camiseta que Orlandito Suárez sudó aquella noche en que la UD Las Palmas abandonó de su destierro en Segunda División B. Con esa prenda, enseñándola a todo el paisanaje que acudió el domingo al Estadio de Gran Canaria, el entrenador grancanario esperaba el arribo a la liga estrella, y estuvo con ella el día de autos convencido de que entre una y otra efeméride con la misma fecha iban a producirse en Gran Canaria sendas explosiones de alegría.
"Lo que vivimos el domingo fue increíble", comenta a Tinta Amarilla. "No alcanzamos a comprender todo lo ocurrido en el campo. Yo viví ese momento durante todo el día. La gente estaba en situación, el comportamiento de la afición de la UD Las Palmas fue magnífico. Me paraban, me pedían fotos, me abrazaban; ... era el día de nuestro equipo. Pero acabó en una decepción muy grande porque ninguno de los 31.240 que estuvimos en el estadio esperábamos ese final tan triste y cruel".
Pacuco, que entre sus ciclos profesionales también conserva una etapa como entrenador en Segunda B del Córdoba B, nos confiesa que se convirtió en un aficionado más cuando la guagua de la UD Las Palmas pasó por Fondos del Segura. "Los jugadores miraban asombrados; no podían creer que era yo el que estaba también espoleándoles cuando estaban la guagua, lo hacía como un aficionado más. El ambiente era increíble, como en los grandes días en la historia del club. Tardé una hora en recorrer la calle; vi en la cara de la gente las ganas que tenían de volver a Primera División. Quieren ver al equipo en Primera; pero esta oportunidad ya pasó y habrá que esperar a la siguiente".
"Deportivamente el equipo lo hizo todo bien en la promoción salvo esos minutos después de la invasión", analiza el técnico. "Ese detalle fue determinante. En esos momentos nuestros jugadores estaban preocupados echando a la gente del campo y los del Córdoba, en cambio, se concentraron en lo iban a hacer. Nos faltó nada. Fue un final increíble que todos tenemos que olvidar y pensar en lo siguiente. El equipo tuvo una actitud en el play off que le puede llevar muy lejos".
De un 22 de junio a otro 18 años después. De una alegría explosiva a un mazazo de leyenda. Así se cuenta la historia en la Unión Deportiva Las Palmas. "¿Era mejor jugar el partido del ascenso fuera de la isla, como ocurrió en 1996?. Nunca lo sabremos".