Orlando vuelve al punto de salida
01/07/2014

El portero grancanario ficha por el Santa Brígida, diez años después de abandonar la UD Las Palmas y hacer carrera en seis clubes peninsulares. A sus 36 años nos habla de sus momentos estelares y sinsabores profesionales

Manuel Borrego

Orlando Quintana (25 de marzo de 1978) es uno de los once jugadores que disputaron los últimos minutos en Primera División de la UD Las Palmas. Eso ocurrió el 11 de mayo de 2002 en San Sebastián. Catorce años después y ocho porterías defendidas en distintas temporadas, el portero de Schamann está de vuelta en la isla porque acaba de comprometerse este martes con el Villa de Santa Brígida para seguir en activo. "Ya no me veía fuera de casa después de diez años desde mi salida, cuando terminé con la UD Las Palmas. Ahora valoro el estar más cerca de mis hijas y tengo la oportunidad de seguir jugando en el Santa Brígida, donde tuve mis inicios antes de venir a la Unión Deportiva. Entonces era el Angostura, antes de la fusión. Creo que una parte de mí está muy agradecido a este equipo. Sigo en el deporte pero lo haré con espíritu competitivo y para echar una mano en lo que pueda ayudar. Atrás quedan muchas batallas".

El portero grancanario se ve con fuerzas para no encontrar aún una frontera, aunque sí ya ajeno al fútbol profesional. Viajará en unos días hasta Asturias para trasladar a la isla todos sus enseres personales y propiedades. Se instala con ganas de enseñar y de contar sus propias vivencias, que son muchas. "Como digo, tengo mucho que agradecer al Villa de Santa Brígida, que otra vez me ha abierto las puertas. En la etapa anterior era técnico Carmelo Taisma, ahora con Maxi Barrera hay buena sintonía. Le he dicho que quizá tenga que incorporarme un poco más tarde porque antes tengo que resolver estos asuntos personales. Pero vendré luego a correr como el que más" valora en entrevista a Tinta Amarilla.

"En Oviedo deben darse cuenta que sólo con el escudo no se logran los objetivos"

Su salida del Real Oviedo coincide con el retorno del también portero Esteban, tras sus buenas campañas de éste en Almería. "En el Oviedo los jugadores son todos ídolos en el verano. Pero luego, cuando empieza la competición, la cosa cambia", apunta. "Allí hay mucha, muchísima presión con el equipo. Y a veces la situación se vuelve insoportable". Habla Orlando desde la experiencia vivida en las dos últimas temporadas, cuando aceptó la oferta ovetense renunciando a la posibilidad de continuar en la SD Ponferradina. "No me arrepiento de nada, porque siempre asumo todas la responsabilidad de mis decisiones. Pero aquí vale el dicho que es preferible lo malo conocido que lo bueno por conocer. En Ponferrada la cosa me fue muy bien, pero decidí dar el cambio a Oviedo por un asunto meramente contractual".

Se refiere Orlando a la ansiedad que se vive en la capital del Principado que es, incluso, mayor que "la que podamos conocer en Las Palmas. La crítica es muy severa con los jugadores. He tenido compañeros que han sufrido problemas incluso hasta para salir de sus casas. En ese tipo de escenario no me he visto pero comprendo que así es muy difícil trabajar en el deporte profesional. Creo que el motivo es que todavía allí siguen viviendo de los días de gloria del equipo y no se han dado cuenta que ahora mismo es un club más de la Segunda División B. Que tiene que pelear como todos para ganar, porque con el escudo solo no se logran los objetivos, no se ganan los partidos".

De ahí que advierte que "están llevando el enfado social hacia el equipo a extremos que no tienen nada que ver con lo puramente deportivo. Y los jugadores lo han padecido. Son momentos difíciles de llevar, insoportables para cualquier profesional. Esa presión ya no la tengo con mi salida. Le deseo lo mejor al club, pero con ese ambiente es difícil progresar".

Orlando, junto a Alberto Hernández, Ildefonso Lima, Mairata y Monteagudo, en una formación de la temporada 2002-03 (N.R.)

"Lograr el ascenso en el Heliodoro fue un momentazo"

En su curriculum personal, Orlando tiene presencia en un ascenso del Celta a Primera y en otro, memorable, de la Ponferradina a Segunda A. "Fueron años increíbles para mí. Porque además de subir, luego logramos la permanencia por primera vez en la Liga Profesional. Como grancanario, por la rivalidad con el Tenerife, ascender en el Heliodoro fue un momentazo. Hacerlo de aquella manera, con el campo lleno, cuando no nos consideraban favoritos, con la semana que personalmente había tenido, ... Fue una promoción de ascenso tremenda y se presumía que la eliminatoria con el Tenerife iba a ser la más difícil, sin embargo fue la más cómoda".

Cuando se habla de Orlando Quintana brota el nombre de Bruno Marioni y de otro derbi como jugador de la UD Las Palmas. Porque el portero grancanario debutó con el primer equipo amarillo en la liga de las estrellas, el 9 de marzo de 2002 frente al Alavés (1-1, en el Insular). Cuatro jornadas después estaba realizando una actuación memorable en el Nou Camp (1-1, frente al Barcelona) y en la segunda semana de mayo el equipo descendía tras empatar en Anoeta (1-1, contra la Sociedad).

"Mi actuación en el Nou Camp no fue la mejor, sí la más mediática"

"Lo de aquel año fue increíble, por supuesto nos marca como jugador. La gente recuerda el gol de Marioni y lo relaciona con el descenso, pero creo que es más por el impacto de haberse producido en un derbi y, aunque se diga lo contrario, el Tenerife todavía no estaba descendido en aquel partido. Sin embargo", continúa, "hubo encuentros más importantes de aquella etapa en los que Las Palmas no logró puntuar y fueron determinantes para que se nos escapara la permanencia. Contra el Osasuna, el penalti frente al Zaragoza, el día del Rayo, ... De haber puntuado"

Su tarde en el Nou Camp queda también grabada en la memoria de la afición amarilla aunque "no fue mi mejor actuación profesional. Quizá sí la más mediática, por lo que significaba empatar frente al Barcelona en aquel partido, con mis paradas y el golazo de Orlando Suárez. Se dio todo para que aquel día se recordara. Yo era entonces muy joven. Lo de aquel año sucedió todo muy rápido en mi carrera porque se dio mi debut por lo de Nacho González (problemas con el pasaporte del italo-argentino) y a partir de ahí jugamos los diez partidos finales de la Liga. Cuando empatamos en el Nou Camp todos pensábamos que podíamos tener un final de Liga tranquilo y de repente ... Sin embargo, a título personal, creo que mi actuación en el equipo durante aquella fue correcta".

Esas cosas del fútbol, tan imprevisibles, fue lo que quizá tenía en su interior Orlando Quintana hace dos semanas. Ya se encontraba en Gran Canaria, tenía dos entradas para ir a disfrutar del UD Las Palmas-Córdoba un día señalado para el retorno a aquella teoría que el mismo despidió. "Pero por esas cosas de la vida me dije a mí mismo que repetiría lo que había hecho en el ascenso de 2000. Entonces tenía entradas para ir a ver el partido contra el Elche, pero llegué tarde de regreso con la selección juvenil de Canarias y no acudí al partido. Sí, en cambio, a las celebraciones. El domingo pasado pensé lo mismo: no ir al partido y sí a celebrarlo. Así lo hice pero ... en el fútbol dos minutos es un mundo".

Analiza Orlando la fatalidad de ese aciago momento, que pasa a los libros de historia del club sexagenario. "Todos, absolutamente todos, estamos convencidos de que si no se produce el parón del encuentro el Córdoba no se hubiese acercado a la portería de Las Palmas. Ese gol no habría caído. Pero, ¿qué ocurrió en esos minutos posteriores después del parón?. Se habla poco de la jugada pero la realidad es que los futbolistas de Las Palmas ya no estaban en el campo, tenían la mente en otro lado y por otras causas. El desorden defensivo que se produjo en aquel momento fue absoluto; de haber ocurrido en otro instante del partido las críticas serían muy duras. El jugador profesional tiene que estar concentrado 90 minutos y los que marque el árbitro. Pero esto es fútbol y no todo está siempre bajo control. Cosas como estas crean una frustración deportiva que el equipo ha de superar".

Orlando Quintana seguirá hablando en Los Olivos.

La extraordinaria plantilla de la temporada 2002-03, con Yosu Uribe al mando. Orlando compartía portería con el serbio Cicovic, Nauzet Pérez y el danés Bo Andersen (C. Torres)

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