El canterano, recuperado de las lesiones que le frenaron la pasada temporada, asume un nuevo papel en el proyecto 2014-15. Lo iniciará con el equipo de Segunda B mientras reflexiona: "Lo que tenga que venir me lo tengo que ganar en los terrenos de juego"
Manuel Borrego
Alejandro Rodríguez (19 de agosto de 1994) fue la primera noticia de la temporada 2013-14. La UD Las Palmas le confirmaba entonces en el equipo profesional, dando el salto directo desde el conjunto de la División de Honor juvenil. Un sueño. En la pretemporada actual, Pipo está casi en el mismo punto de partida, pero con perspectivas aligeradas de responsabilidad y con una idea en mente: "Lo que tenga que venir me lo tengo que ganar yo mismo en los terrenos de juego". El momento de su reflexión pasa por el recuerdo de un mal año condicionado por dos lesiones que le impidieron hacer real el escenario dibujado. Un primer contratiempo en la jornada undécima del campeonato de Segunda B, frente al Bilbao Athletic, y una segunda operación de menisco el 10 de abril dejaron en sus botas apenas 180 minutos en la división de bronce y un puñado de sinsabores personales.
Por eso el joven centrocampista grancanario se llena de paciencia para 2014-15. Su nombre no está entre los ocho jugadores del filial designados por la comisión deportiva para empezar la pretemporada con Paco Herrera. "Lo comprendo, no tiene ahora para mí esa importancia", afirma a Tinta Amarilla recién finalizado su trabajo diario de recuperación con Jeser Cárdenes, esa mano siempre tendida para ayuda al deportista. "Mi inicio esta próxima temporada será con Las Palmas Atlético, para ganarme el sitio y acumular minutos. Porque lo que me ocurrió antes me ha dejado casi en blanco todo el año pasado. Ahora necesito coger ritmo y también reencontrarme con el balón. Y es en el filial donde tengo esa posibilidad. Empezamos el martes y ya tengo ganas de que ese momento llegue".
La llamada de Valerón
Pipo ha tenido apenas cinco días de vacaciones. Su musculatura está ya preparada para la parrilla de salida del año deportivo venidero. "Estoy al ciento por ciento recuperado de la última lesión. Eso ya es pasado. En todas las revisiones médicas he encontrado opiniones positivas de los doctores y eso para mí es la mejor noticia". La palabra de consuelo se la proporcionó hace unos días Juan Carlos Valerón, que le telefoneó cuando la UD Las Palmas dio la lista de los jugadores del filial incorporados con los profesionales. Un nuevo detalle del Flaco con su alumno preferido, quien recogió las palabras para almacenarlas en su cosecha personal. "Me dijo que estuviera tranquilo, que a él mismo le había ocurrido en una oportunidad porque, después de debutar en el primer equipo, también volvió al filial".
Ese detalle magistral le tranquiliza más, ordenando los objetivos del joven valor amarillo. "Ahora tengo que centrarme en hacer las cosas bien en Segunda División B, una categoría en la que apenas jugué pero que me empezaba a sentir cómodo. Además, ya sé cómo es el míster Josico. En el tiempo que estuvo en el primer equipo nos mostró que era uno más entre nosotros; siempre fue muy cercano al futbolista e hizo un buen trabajo con el grupo. Una pena que finalmente no se consiguiera el ascenso".
La espina clavada de la plantilla
Aquel día del 22 de junio, Alejandro vivió muy de cerca todo lo que aconteció antes, durante y después del gol de Ulises Dávila. "Ese partido no lo vamos a olvidar en la vida. No soy de mucho llorar, pero aquel domingo no sé cuánto tiempo estuve tan triste. Estaba con mis compañeros al lado del banquillo; había un ambiente de gran entusiasmo entre nosotros, estábamos disfrutando el ascenso y nos estábamos preparando para celebrarlo todos juntos en el campo. Nos pareció increíble lo que ocurrió después". En especial cuando bajó al vestuario: "No puedo describir lo que vivimos allí. Era como si se nos hubiera muerto alguien; todos mis compañeros estaban destrozados, por el suelo, llorando. Nadie era capaz de consolar al otro. Yo mismo rompí a llorar en aquel momento".
"La plantilla se ha recuperado anímicamente", afirma el centrocampista. "La afición tiene que saber que todos los jugadores que se quedan en el equipo tienen en la cabeza quitarse esa espina tan dura; nos la tenemos que quitar de encima. Y con esa mentalidad vamos a salir la próxima temporada. Nos quedamos flipando con lo que pasó, no sólo como futbolista, sino canario y como aficionado de la UD Las Palmas. Esto no nos puede ocurrir".
Pipo está en su propia reválida. "He de coger de nuevo ritmo de competición y, si tengo que subir al primer equipo, lo haré con mi propio esfuerzo". Tiene genio, conserva clase, está recuperado y, además, conoce más profundamente las vísceras de su profesión. No es un paso atrás, parece el impulso para un salto definitivo. Su debut oficial tiene en marcha una cuenta atrás. Ese día llegará.