B.P.

Hay que viajar tres años y medio en el tiempo (12 de diciembre de 2010) para localizar el estreno en la Liga Profesional del centrocampista Tyronne del Pino. De los nueve jugadores de la cantera puestos a disposición de Paco Herrera, Tyronne es el que más lejano tiene su debut, que se produjo con Paco Jémez en un 0-3 frente al Xerez. Él era entonces el tercer miembro de la sociedad diabólica que componía con Jonathan Viera y Vitolo Machín. Una lesión y recaída, la desconfianza técnica en su juego, una cesión productiva al Baracaldo y la magnífica pasada campaña fueron los episodios que han traído al jugador grancanario hasta el primer equipo. Y, como él mismo contaba este lunes, con "dorsal y plaza en la plantilla profesional" desde esta temporada.

La hora de Tyronne ha llegado. Y no tiene vuelta atrás. Está "involucrado de lleno en el grupo. Estoy dispuesto a ser importante esta temporada", afirma. "Todos los compañeros del filial están muy metidos. Nos salió en la Segunda División B una temporada magnífica", subrayó. "Y le estamos poniendo las cosas muy difíciles al míster. Lo demostramos en la segunda parte (de Tunte). Yo quiero quedarme y ser alguien importante en el equipo".

A Tyronne, esa zurda que ayudó a ubicar a Las Palmas Atlético como equipo revelación de la pasada campaña, le ha crecido el amor propio. "Tengo mucha confianza en mí mismo. Y se lo haré saber al míster", recalca. La idea futbolística de Paco Herrera es llevadera para él. "Nos pide presión tras perder el balón para recuperarlo con prontitud. Eso me gusta. Nos exige pero ese estilo de juego le va al grupo (...) Quiere que nos movamos con rapidez y también que el balón llegue con velocidad a la portería rival". Así que, un jugador con tanta vocación ofensiva como él, no oculta que "estoy disfrutando. Participo mucho en el juego (...) Él nos pide que intentemos ser protagonistas. Ese es el camino. Yo lo haría donde me pida".

El resumen de Tyronne de amarillo se concreta en cuatro actuaciones desde esa fecha de 2010. Le sabe a poco. Tiene tantas ganas de jugar que incluso se ha puesto los guantes para suplir al expulsado Barbosa en un penalti (y expulsión) frente al Almería. Con tanta hambre se convertiría en un bendito problema para Paco Herrera.