El pívot caboverdiano puso cuatro 'chapas' en un partido dominado por los amarillos y en el que empezó a resurgir la muñeca de Kyle Kuric
Juan Pedro Borrego
Al son del baile de los pajaritos, parecía que Tavares iba sembrando tapones. Taponcito por aquí, taponcito por allá. Hasta cuatro colocó el jugador caboverdiano en el partido ante el Obradoiro. Tres se los quedó Nankivil y otro Triguero, que le sufrió también defensa con dos mates espectaculares en la cara del gandiense.
Tavares marca la diferencia en la zona. Este fue su primer partido completo de la temporada; en el que fue capaz de dar la mejor valoración individual de los amarillos en lo que va de curso, apenas dos jornadas. Su presencia en la pista es un seguro; y su ausencia un hándicap que ya pagó caro el Granca en Madrid la semana anterior.
Aíto y el Herbalife le necesitan para llevar adelante sus proyectos , lo mismo que la participación desde el perímetro de Kyel Kuric. Al indiano parece que le cuesta entrar con buen pie en el Granca. Sin embargo, los instantes finales del partido ante el Obradoiro fueron un buen aliciente para él y para los amarillos. En pocos minutos hizo ocho de los diez puntos que sumó en el partido. Sus primeros puntos oficiales de amarillo.
Son dos de los aspectos claves que necesita el Gran Canaria para lograr continuidad en su juego, algo que parece de lo que no dispone aún y por lo que va a necesitar tiempo y partidos para poder corregirlo.
Este martes, ante el legendario Cantú habrá una nueva oportunidad de seguir progresando.
(Album fotográfico, Carmen Torres)