Pierde el liderato; gana crédito
13/10/2014

El proyecto de Paco Herrera sale reforzado con el empate en el subrayado partido del Benito Villamarín. Allí reapareció el equipo rocoso, competitivo e hiriente de las grandes citas en la pasada Liga ante el más poderoso rival de la campaña

Manuel Borrego

Lejos de apreciarse como un paso atrás la pérdida del liderato de la Segunda División tras cuatro jornadas consecutivas ostentándolo, el empate de la UD Las Palmas ante el principal escualo de esta temporada en la categoría refleja una interesante recuperación del equipo amarillo después del paréntesis de un derbi que cada vez muestra señales inexplicables de lo que sucedió en el Heliodoro desde el minuto 15 al 93 de aquel día.

Las Palmas fue ante el Betis el conjunto que la pasada temporada visitó Riazor, La Romareda o El Molinónante adversarios de la misma entidad que los verdiblancos tanto en lo social, en lo económico o en potencial deportivo. Tres conceptos salen reforzados del Benito Villamarín: la UD fue un equipo rocoso, competitivo e hiriente para su rival. "No ganar dos puntos aquí no representan nada especial, porque con este juego ganaremos ocho en los siguientes" reportó el propio Paco Herrera.

Casto, intacto

El portero extremeño Castopodría guardar su equipaje rojo del debut con la UD Las Palmas sin pasarlo por la lavandería. Un adversario como el Betis, con tanta calidad en su vanguardia y en su estadio ante 30.014 personas, apenas tuvo una aproximación peligrosa real en el partido. Fue un disparo ajustado de Cejudo que sorprendió a los zagueros desde la frontal. El mérito de Casto es reducido o prácticamente nulo porque el trabajo de los diez restantes jugadores en el campo fue el que hizo que Rubén y sus compañeros recibieran, incluso, la reprobación de sus propios aficionados. Las líneas de la UD Las Palmas fueron coordinadas, con alto grado de sacrificio en todas las parcelas y una amplia voluntad de robo y contragolpe.

El trabajo, en especial, de Javi Castellano y Hernánfue inmenso. Son las dos piezas del centro del campo que han repetido en todas las formaciones titulares del campeonato. Ese dúo es vital, su comportamiento tan acoplado y sacrificado, está resultando vital para el propósito de un equipo líder que no puede vivir en exclusiva de los destellos de Nauzet, Vicente, Valerón o Araujo.

La primera piedra: el sacrificio

Atrás, otra pareja: Aythami Artiles y David García. Los centrales del Sur grancanario ofrecieron un día más una elevada compenetración mutua, sin dejar resquicios o tapar las vías que se pudieran producir. Esta temporada no hay debates sobre las rotaciones y ambos no han aportado un solo dato para pensar que pudieran alterarse la composición central de la zaga.

En este partido ante el Betis, sin embargo, Las Palmas tuvo muchas precauciones defensivas sobre los laterales. Ángel López y Christian Fernández tuvieron menos vocación de salida que en otras oportunidades y, además, recibieron ayudas de sus compañeros de ala (Nauzet y Culio) para evitar ser sorprendidos en las bandas.

Las Palmas, en esta línea, fue una roca que no dejó posibilidad de que todo un Betis saborease un gol en su estadio. El cero en la portería grancanaria es el dato que respalda un punto tan valioso como el cosechado este domingo.

Personalidad y dominio

En un día tan señalado, con todas las miradas puestas en Sevilla, la sensación general es que el equipo amarillo no mostró un segundo el rostro del temor o la indefensión del que acude a destruir en vez de edificar. A diferencia del fútbol de garrafón que dejaba una semana en el Gran Canaria el Sporting de Gijón con otro tipo de empate, Las Palmas se plantó en el Villamarín con personalidad, sin desprenderse en todo el partido de su vestimenta de equipo aspirante al ascenso. Sólo un paréntesis de un cuarto de hora al inicio de la segunda parte, en el que los hombres de Paco Herrera dieron pasos hacia atrás y dejaron organizar -sin ocasiones- al Betis.

Además, no utilizaron el abuso del juego brusco para desarticular el entramado rival, lo que da más valor a su manera de lograr el punto en positivo. La UD fue equipo dominante y hasta el cuatro ocasiones pudo llevar al marcador el gol que había merecido. El balón al poste con dos ocasiones salvadas in extremis en la misma acción, la tapada de Adán a Nauzet, varios remates mal dirigidos y el gol mal anulado por el colegiado a Araujo en una jugada en que la precisión arbitral requería una foto finish para la correcta decisión.

Todo cuanto aconteció en Sevilla, salvo la victoria, es lo que se le reclama a un equipo que, en esta misma línea, daría un paso atrás para impulsos hacia delante. El proceso sigue su curso y no ha dejado de evolucionar.

 

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