M.B.

En la gestión y desarrollo de los partidos de UD Las Palmas se percibe un factor-entrenador importante, al menos cuando se trata de modificar la deriva de los encuentros a través de decisiones tácticas de segundas partes. Las de Paco Herrera afectan al alza el rendimiento con la aportación de un elemento invisible, que le está proporcionando ciertas alegrías al equipo amarillo. En Ponferrada volvió a utilizar al que podríamos considerar el duodécimo hombre: el airete fantasma, esa pieza que genera incertidumbre a las defensas adversarias y a la que, hasta ahora, la UD está logrando extraer dividendos interesantes en ataque.

Esta vez, a diferencia de otros encuentros, lo empleó de distinta manera a otras fórmulas ya conocidas (Valerón como referencia más lejana). Durante una hora, el posicionamiento de los hombres de vanguardia grancanarios en el terreno de juego no le proporcionaba la apertura de la fortaleza que la Ponferradina ha logrado construir en El Toralín. Pero el fútbol espeso de Las Palmas acabó cuando llegó la primera decisión del entrenador usando su delantero invisible. Llegó de inmediato una reacción con el primer empate y a poco estuvo más tarde de proporcionarle incluso la victoria.

Todo aconteció cuando Paco Herrera decidió el primer cambio del partido. Fue un relevo físico (Momo por Vicente Gómez) acompañado de alternativas posicionales que sorprendieron por completo a la defensa berciana. Porque la fijación de Sergio Araujo como delantero de referencia la perdieron por completo los defensores. El argentino, que apenas había encontrado un metro durante el partido para probar su disparo lejano, fue ubicado en la banda izquierda. El objetivo era lograr el arranque desde allí de sus jugadas, en diagonal; y en el camino, un tiro. Eso ocurrió en el 1-1, con un latigazo del argentino que no encontró apelación por parte de Moldovan.

Los centrales de la Ponferradina no le siguieron hasta aquel costado mientras en la parcela ancha tanto Nauzet como el incorporado Momo aparecían y se evaporaban en la posición vacante, sin establecer tampoco en esa zona un futbolista en el que volcar la marca de la defensa local.

El esquema del 1-1, obra de Araujo, que sorprende iniciando la jugada desde la banda izquierda (Info: C. Torres)

En el 2-2, obra de Nauzet, se establece otra jugada donde los defensas de la Ponferradina vuelven a ser sorprendidos. El ataque parece volcarse sobre la banda izquierda, con varios efectivos amarillos, pero el centro de Ángel López se realiza en largo y con una diagonal de izquierda a derecha, por detrás de unos zagueros centrales que siguen sin lograr la marca de referencia. Lo demás es obra de Nauzet, con un remate magistral donde no exagera el golpeo al balón para evitar que su destino no sea la jaula del rumano Moldovan.

La primera prueba contra el Marítimo

En apenas 20 minutos Las Palmas hizo más que en los setenta restantes con sus propios recursos. La reacción desde el banquillo fue efectiva. El banco de pruebas del ariete fantasma se produjo en la pretemporada. Ganaba Las Palmas 4-0 al Marítimo de Funchal, en el amistoso del Gran Canaria, cuando el técnico decidió eliminar el 9 y generar balones en profundidad a través de Valerón, varias veces después utilizado como hombre más avanzado.

La otra pieza que da sentido a este recurso de los amarillos es Guzmán, porque desde cualquier posición es capaz de encontrar el punto máximo de velocidad para irrumpir en ese modelo defensivo que suelo desorientarse.

Paco Herrera y su cuerpo técnico modifican los partidos con las ideas registradas en el bloc de notas. Una plantilla con diversos modelos de futbolistas se enriquece también cuando a la calidad individual se le incorporan ideas brillantes que, aplicadas durante la contienda, ofrecen dividendos. Labor de entrenador; ejecución de jugadores.