Herrera mueve banquillo; Las Palmas encuentra la llave
23/11/2014

Los cambios de Rubí desatascaron el juego, que pasó a ser de idas y vueltas ante un rival que entonces encontró sus soluciones para la remontada

M.B.

Minuto 53.Rubí, el técnico del 5-0 con el Girona hace dos temporadas, mueve ficha. Ganaba el Valladolid un encuentro atascado en la primera etapa. Su equipo era dominante ante una UD incapaz hasta entonces para abrir brechas en una defensa de siete, ocho, nueve y hasta diez efectivos. El orden y la multitud era un problema cierto para los amarillos que, con balón, encontraban varias barreras para acercarse hasta Javi Varas. Pero Rubí marca su hoja de ruta en el partido. Primero el colombiano Mojika, después el franco-marroquí Bergdich. La idea era colocar a las gacelas africanas en el segundo periodo cuando la responsabilidad del empate era para Las Palmas y el contragolpe de su equipo podría cerrar el encuentro.

Pero ocurrió que en la parte frontal del tablero, su oponente también movió fichas. No había salido bien en la primera parte la idea del delantero invisible o ariete mentiroso. La posición que se eligió para Sergio Araujo era en la banda izquierda, liberando la plaza del atacante más alejado y proporcionando la confusión a los centrales. Esa es la teoría, aunque la realidad es que esta apariencia de la UD Las Palmas mantenía tranquilos a los hombres de contención locales. El delantero argentino habló con el cuerpo técnico al descanso y se produjo la otra variación, que dio vida a Las Palmas. Araujo, sin colocarse entre los defensas, estuvo en un lugar más central para allí combinar con sus compañeros, con libertad de movimientos.

Pero el cambio más determinante fue el concepto del juego. De un partido cerrado como el que atascaba a los amarillos se pasó a uno de idas y vueltas. Y ahí Las Palmas se movió como pez en el agua. Al Valladolid le valía para la idea de sus contras, aunque en realidad solo le sirvió para fabricar una que salvó Casto a las botas de Jefren. A Las Palmas, en cambio, le proporcionó la llave del partido. Porque en ese tipo de juego tan abierto, con una abundancia de llegadores amarillos con hambre de gol, fue donde se produjo el cambio de ruta de los tres puntos.

Minuto 63. Momo empata. Lo hizo convirtiendo el primer penalti de la temporada y fue su despedida del encuentro. En la idea de Paco Herrera un concepto que no se alteraba. Aparece Guzmán, luego Vicente y más tarde Marcelo Silva. Los tres cambios de la UD, a raíz de que se instalara el nuevo modelo de partido, fueron los que más pólvora exhibieron en el juego. Por las botas de Guzmán pasaron un par de buen avances y algún disparo. En las de Vicente Gómez, el 1-2 tras encontrar los pasillos que se fueron poco a poco abriendo entre las líneas blanquivioletas. E incluso Marcelo Silva fue objeto de un penalti escamoteado, luego de haber sido señalado en primera instancia por el colegiado. Pero hubo más: Las Palmas interpretó el partido a modo de correcalles; las transiciones canarias fueron más peligrosas que las pucelanas y tras ese minuto fatídico de la decisión de Rubí, conocimos a un reforzado líder que sale de Pucela con el pecho hincado de aire y de puntos.

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