La cantera amarilla echa abajo cimientos de La Masía
04/01/2015

"Las Palmas ganó algo más que tres puntos en el Mini Estadi: credibilidad y prestigio"

Por Fernando Baquero / Redactor del Diario Sport, especial para Tinta Amarilla

La UD Las Palmas se llevó del Mini Estadi mucho más que una victoria. Salió más convencida que nunca de que el camino que ha emprendido para conseguir su objetivo es el correcto. El equipo amarillo ganó mucho más que un partido de fútbol. Ganó credibilidad y ganó prestigio. Lo que hizo el sábado el grupo de futbolistas de Paco Herrera fue imponer su estilo sobre el que está considerado el mejor modelo de cantera del mundo, el de La Masía. Ocho futbolistas canarios (David Simón, David García, Aythami, Ángel, Roque, Javi Castellano, Nauzet, Vicente y luego Momo) asaltaron el feudo blaugrana con tal autoridad que por primera vez en mucho tiempo en Barcelona se pide la cabeza del entrenador del filial y se comienzan a plantear si el futuro futbolístico del club está tan garantizado como se creía. Vamos, que se han empezado a dar cuenta de que hay otros mundos allá fuera, y algunos tan válidos como el suyo aunque no hagan tanto ruido mediático. Y esta ‘revelación' les llega justo cuando la FIFA les ha dicho que ya pueden ir tirando de cantera porque hasta dentro de un año tienen prohibido fichar.

El triunfo de la UD Las Palmas en el Mini Estadi se viene gestando desde hace mucho tiempo. No es casualidad ni suerte. Es trabajo, es paciencia, es necesidad y es perseverancia. Es el resultado del esfuerzo de mucha gente y de muchos años que, sin duda, ya se merece una gran conquista. Sobre el césped del Mini Estadi saltó un grupo de futbolistas canarios dispuestos a discutirle el balón a un rival que hasta ahora nunca se lo dejaba arrebatar. Y lo hicieron hasta tal punto que Bagnack, Grimaldo y compañía tuvieron que recurrir al patadón más de una vez, y de dos,para no verse comprometidos. Sin desplegar un fútbol brillante, los amarillos buscaron la victoria desde el primer minuto y el Barça tardó cuatro minutos en cruzar la línea del centro del campo. Los amarillos coleccionaron ocasiones mientras su rival sólo remató una vez entre los tres palos. Vicente, Roque Mesa -¡qué pedazo de futbolista!- y Nauzet se apoderaron del mejor arma de su rival, la posesión, y tocaron, tocaron y tocaron mientras en el otro lado miraban hacia su banquillo suplicando una solución que nunca llegó. Y cuando había que pelear y ofrecer la imagen del perro de presa allí apareció Ángel para anular la principal amenaza de su oponente: Adama Traoré. El veterano lateral, con casi 34 ‘tacos', dio un curso acelerado de anticipación y colocación para anular por completo la temible velocidad del extremo barcelonista de tan solo 18.

Sin brusquedades y sin pasarse nunca de la raya, la UD Las Palmas combatió al filial con sus mismas armas: calidad individual, fútbol asociativo, verticalidad, dominio del balón y ambición ofensiva. Sólo le faltó administrar mejor su cómoda ventaja y evitar el desorden táctico que en los últimos minutos provocó la desesperación barcelonista. Salvo esta imperfección, en el Mini Estadi vi a un equipo de Primera... y de los buenos. En cambio, la mejor cantera del mundo, -que sigue siéndolo-, dejó una imagen desoladora que sin duda obligará a sus dirigentes y a sus técnicos a hacer una profunda reflexión que solo les puede llevar a una conclusión: la ‘Masía canaria' también existe y se puede aprender de ella.

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