Manuel Borrego

Las Palmas y Valladolid se hieren mutuamente. El empate 1-1 dejó a medias a los amarillos, que ofrecieron un encuentro más peligroso que el adversario, pero que se vieron penalizados por un gol en contra en la segunda parte y la obligación de una remontada que fue incompleta. Las Palmas empató con una acción de Viera y Araujo, en un tramo final del encuentro en el que los hombres de Paco Herrera asediaron por completo a su rival. El partido acabaría con la polémica de un penalti reclamado sobre Araujo, en una jugada en la que Peña se olvida del balón y va por el delantero argentino, cuya caída en el área no obtiene sanción para el zaguero. El 1-1 deja las espadas en alto, pero el ascenso directo tiene una vuelta de tuerca más ... para ambos.

El balón estuvo más en las botas del Valladolid; el peligro en cambio se intuía de mayor manera cuando las operaciones de ataque eran amarillas. La primera fase del encuentro fue una batalla de desgaste. A Las Palmas no le costaba quedarse a esperar la captura de juguete para luego salir con amplia verticalidad. Al Valladolid tampoco el importaba asumir la carga del dominio, pero sus caminos hacia Casto eran más complejos y enredados que los intentos grancanarios de llegar a la zona de Javi Varas. No había ocasiones pero en el campo de batalla se apreciaba una gran tensión, relacionada con el temor a encajar primero un tanto o con no conceder algún error al rival.

Las Palmas siempre sentía que estaba más cerca del 1-0 de su oponente. Cuando pisó área generó la inquietud a la defensa pucelana. El Valladolid se multiplicó para replegar líneas en el momento en que los de la vanguardia local cruzaban el centro del campo. Siempre, en cada intento, había una bota, una muralla improvisada o Javi Varas, que a los 13 minutos abortó la mejor acción amarilla al oponerse a Ortuño en un disparo forzado ya en área pequeña.

El temor de las bandas

Las temidas bandas estaban colapsadas en ambos lados del terreno de juego. Mojica no lograba quitarse la sombra de David Simón. Hernán Pérez, en cambio, tenía alguna licencia más con el reaparecido Dani Castellano. De hecho, un exceso de vista o de confianza del gemelo le permitió disfrutar de la mejor ocasión de su equipo en la primera parte. Se quedó en solitario ante Casto, pero golpeó el cuero al lateral de la red. El susto había viajado de un campo a otro pero todo seguía igual.

El partido caía en un letargo a causa de las precauciones cuando, de repente, reventó con dos intanstes defensivos aciagos. Fue el Valladolid el primero que anotó con un intento de despeje muy forzado de Dani Castellano, que desvió hacia portería. Pero Las Palmas respondió rápido, tras una combinación entre Viera y Araujo. En el mismo apuro, fue Chica el que desvió hacia su portal el disparo del argentino.

Para esos minutos finales, Herrera dejó mentes más rápidas que las piernas. Entre Valerón y Viera proponían jugadas ante un Valladolid que pareció acusar el cansancio. El 2-1 pudo estar en las botas de Guzmán, que a pase de Valerón se quedó en solitario en el área. Varas, de nuevo, abortó el lanzamiento pero no la ofensiva grancanaria. Que no encontró premio, ni comprensión. Porque en esos minutos Peña cometió un posible penalti sobre Araujo y el árbitro no quiso apuntar el detalle que habría podido cambiar el destino del partido.

El empate sabe a poco para un equipo que ha tenido tanto y que malogra a medias su primera de las cinco balas como local.

Alineaciones:

Real Valladolid:Javi Varas, Peña, Valiente, Samuel, Chica, Rueda, Timor, Mojica (Omar, 68), Hernán Pérez (Jeffren, 82), Oscar Díaz (Jonathan Pereira, 78) y Roger

Goles: 0-1, m. 65. Dani Castellanodesvía hacia su portería, en un intento de despeje. 1-1, m. 70. El disparo de Araujo la desvía Chica y sorprende al portero Varas.

Arbitro: Pizarro Gómez (Madrileño). Tarjetas amarillas Hernán, Javi y David Simón (UD), Peña, Rueda, Mojica y Samuel (Valladolid)

Pormenores. Estadio de Gran Canaria. 14.442 espectadores en jornada dominical y fuerte calor en el Estadio de Gran Canaria. La Peña de la Bañeza animó en las gradas, con 47 miembros.

Marcelo Silva, sujetado en presencia del colegiado en una acción de estrategia (C. Torres)