M.B.

No hubo partido, no hubo final, no hubo milagro en el pabellón del Khimki de Moscú. Pero sería una injusticia recordar la participación del Gran Canaria en la presente edición de la Eurocup quedándose en exclusiva con el final, con lo ocurrido en el último cuarto del partido disputado en el Arena isleño y este miércoles en la capital rusa. El Gran Canaria decora su palmarés internacional con un brillante subcampeonato que conquistó con una colecta de 21 victorias en las fases previas, para rematarla sin opciones ante uno de los mejores conjuntos de Europa. El resultado 83-64 llevó al equipo isleño a estar finalmente a 44 puntos del título, que por segunda vez va a las vitrinas del Khimki, tras conquistarlo en 2012.

Lo que vaticinó Aíto García Reneses se cumplió a rajatabla. La posibilidad de una sorpresa en la visita al Khimki era una quimera, un sueño que por ahora no está al alcance. El Gran Canaria desapareció después del parcial que le dejó a 25 puntos de distancia en la ida y que fue una renta insalvable. Y además se quedó sin una referencia clara para la reacción porque el conjunto de Rimas Kurtinaitis no lo permitió, que impidió cualquier intento de levantar la cabeza desde el salto inicial del segundo encuentro.

Y eso que el Khimki rotó a todas sus piezas para que el encuentro tuviera siempre frescura y recursos. La realidad se imponía desde el minuto uno. El Khimki tuvo una salida explosiva en el primer cuarto, golpeando con autoridad para que no hubiese margen a nada. El 27-18 de los diez minutos fue una nueva losa a pesar de que el entrenador lituano se levantó varias veces de su asiento para reclamar intensidad que él percibía que sus jugadores no la ofrecían con la contundencia requerida.

El Khimki dominó todos los guarismos de este segundo encuentro. Y el marcador (junto al average general) siguió creciendo sin freno. Los 14 puntos de un espléndido Augustine en el primer tiempo (seis canastas de seis intentos) y los 10 y 6 puntos de Rice y Koponen a medio gas, fueron los principales argumentos ofensivos rusos en la primera fracción del encuentro. En el Gran Canaria, que necesitaba sumar mucho y especialmente en el juego exterior, nada de ello sucedía. En los 20 primeros minutos sólo firmó un triple de Bellas, incrustado en un parcial de puntos realmente bajo para un conjunto que necesitaba "un milagro".

Al descanso, el Khimki se llevó un total de 15 puntos más de ventaja (45-30), que llevó hasta 40 el margen general entre rusos y grancanarios. Aíto no podía ocultar su frustración y encontró algo de consuelo con muñecas algo más sueltas en sus jugadores durante la reanudación del encuentro.

El Gran Canaria pudo así seguir peleando todo, aunque sin poder frenar el talento a repechones de los jugadores rusos, de los titulares y de los reservas. El partido cada vez más se pareció a una tortura, porque no había un instante para el disfrute con un nuevo techo al finalizar el tercer cuarto (68-46, con 22 puntos de desventaja en el partido y 47 general)

Augustine, con 18 puntos, fue el máximo anotador del partido (Eurocup)

El Khimki solo aflojó en el último cuarto; eso sí, sin permitir nada al Gran Canaria. Y Kurtinaitis terminó la final enojado como el primer día. Ni el título sació su ambición.

Alineaciones:

83 Khimki Moscú: Rice (16), Vyaltsev (7), Monya (2), Ilnitskiy (2), Paul Davis (16) -quinteto inicial- Sheleketo (5), Koponen (13), Popovic (2), Augustine (18), Pateev (2) y Sakharov (-)

64 Gran Canaria:Bellas (6), Kuric (8), Newley (12), Báez (6), Tavares (17) -quinteto inicial- Paulí (3), Kendall (6), Urtasun (5), Oliver (0) y O'Leary (2).

Parciales cada diez minutos: 27-18, 45-30, descanso, 68-46 y 83-64, final

Arbitros: Sasa Pukl (Eslovenia), Milivoje Jovcic (Serbia) y Ioannis Foufis (Grecia).

Partido de vuelta de la final de la Eurocup 2015, disputado en el Basketball Center Khimki Moscú, ante 3850 personas. Tyrese Rice fue elegido mejor jugador de la final del torneo.