M.B.

La lucha canaria le debe algo más esta temporada a Joan Lajo (39), el veterano puntal C que ha militado en el Unión Doctoral. Su forma de luchar gustará más o menos; entusiasmará o no el célebre ganchillo, pero lo que no se le cuestionará es su exquisita profesionalidad deportiva, un espíritu que no decae por mal que fueran las cosas o por las dificultades que le rodeen.

Lajo también estará presente en Vecindario este viernes con motivo de la final de Copa, para recibir el trofeo de máximo tumbador de la competición de Primera como ya ocurrió en la Liga insular de 2015. Las 24 derrotas oficiales en 24 luchadas no han mermado su moral, sus ganas de hacer deporte. Ni siquiera la ausencia de los compañeros que fichó el Doctoral para tenerle a su lado, en especial el puntal José Alonso y el destacado Ayoze Travieso, que debieron ser sus primeros apoyos en las competiciones. Nada de ello ha minado sus deseos de ponerse cada semana la ropa de brega a sabiendas de que al final de la jornada le esperaba el 12 adversario en contra.

La temporada ha sido una cadena de contratiempos para él. Desde su fichaje 'visto y roto' por el Roque Nublo, con foto de presentación incluida, hasta los problemas que todas las jornadas podría encontrarse en un club que apostó por una Primera cada vez más potente. Pero Lajo se mantuvo en competición, preparado para elevar al máximo los marcadores del club que le brindó la posibilidad de estar en el mapa de la lucha en Gran Canaria.

Con 54 puntos fue líder del ranking de tumbadores de la Liga, seguido de Medianito IV (46). Con 30 puntos lo es ahora en la Copa, de nuevo teniendo a su estela al puntal A de Sardina (21).

Tiene a quien dar ejemplo; a su propio hijo -a la derecha- que orgulloso recogió en Agúimes el trofeo de campeón de papá. Ese gesto hace que la campaña no caiga en el vacío.