Pucela utiliza el mazo y se siente atracado
10/06/2015

Manuel Borrego

La toma uno del play off de ascenso riza el rizo. La afición del Real Valladolid se sintió atracada por el arbitraje del cántabro López Arias y así se lo hizo saber en diversas fases del partido de este miércoles. No quedan las cosas tal cual: el propio club en su web oficial acusa al colegiado de "no tener la misma vara de medir" con los jugadores grancanarios, reclamando rojas para los amarillos "caso David Simón", porque a su entender "el Pucela recibió un castigo muy severo".

El Valladolid y la afición violeta juegan sus armas en la promoción. Pero ahora no la podrán utilizar en propio feudo, pues tienen que hacer el resto en el Estadio de Gran Canaria. Ese argumento parece frágil por lo presenciado en el partido. El primer jugador grancanario en recibir hasta dos entradas durísimas fue Juan Carlos Valerón en los primeros minutos del encuentro. Parecía un aviso que luego se prolongó con Culio, Roque, Viera, Araujo, Javi Castellano o el propio Simón. David García, incluso, con codazos en la cara en dos ocasiones. Regresan los amarillos golpeados en lo físico pero no en lo moral. Indultaron a un Valladolid que recibió también una amnistía al menos en el criterio arbitral. Especialmente en el primer periodo, los jugadores castellanos tuvieron el mazo como herramienta para frenar a una UD insultante que cogió el balón y lo utilizó para desmontar todos los preparativos de Rubí. Unos coquetearon con el reglamento y otros lo hicieron con el esférico; esa es la primera diferencia del partido que dejó todo en tablas.

Se entiende, en el fondo, la queja vallisoletana. Hay mucho en juego y hay que preparar un segundo partido donde las reglas del juego llevadas a la interpretación más laxa le podrían ser útil, al menos tanto como en el primer asalto. Habrá que esperar, sin embargo, a la opinión del segundo colegiado de la serie, el vasco Segués Oscoz que es quien tiene la palabra de decidir si permite que se juegue con compás y cartabón o con un martillo.

A Las Palmas le va lo primero. Y aunque Paco Herrera y el resto de su entorno pueda reprochar la ausencia de un segundo gol en el primer asalto, lo cierto es que la estructura de la UD Las Palmas sale más entera de Zorrilla que la del propio Valladolid, un equipo que se fue destornillando poco a poco y que acabó apelando a su pundonor para no ser descarrilado del ascenso desde este miércoles.

Es cierto que a lo largo del campeonato a muchos conjuntos le fue útil ante la Unión Deportiva llevar la normativa a su interpretación más cruda. A la UD le va mal la dureza adversaria sin un cuidado criterio arbitral. Le ha ocurrido una y otra vez. Pero Las Palmas, con el empate en su equipaje, el gol en campo adverso y las sensaciones de poder finalizar la obra, está en la mejor posición posible para que el sábado acabe en una primera fiesta en el Estadio de Gran Canaria.

Al equipo grancanario se le ve entero; cansado pero muy completo en muchas facetas del juego. La misma alineación de este miércoles fue osada, atrevida y define intenciones. Nueve canarios y dos argentinos de entrada. Los relevos fueron Hernán, Momo y Vicente. Nauzet Alemán viajó pero no se interpretó necesario asumir riesgos. Imperó la cordura. El equipo contradijo a su entrenador, que temía los primeros quince minutos del Valladolid, precisamente los mejores de los grancanarios con gol incluido. La frescura que podría faltar la suplió con personalidad, porque no pareció en momento alguno que el Valladolid fuera capaz de ponerle contra las cuerdas.

El volumen de detalles esperanzadores se acumula aunque queda la puntilla de la eliminatoria. Claro está que nada colma al propio Paco Herrera. Sigue una línea de técnico experimentado: nunca estará conforme, siempre quiere más.

Después de la primera batalla, Las Palmas está más cerca de la final del play off que el Valladolid. Pero todavía ha de llegar.

 

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