M.B.

Esta es la belleza de un proyecto de cantera. Nueve canarios y dos argentinos fueron los componentes del once titular que la UD Las Palmas ofreció en el Nuevo Zorrilla, en el intento de volver a la Primera División, frente al Real Valladolid. Tres jugadores más de la casa entraron luego en los relevos. En el momento de la verdad, Paco Herrera dispuso de hasta 14 efectivos formados en la casa. Son futbolistas de distintas generaciones que se agrupan por el mismo objetivo que la entidad persigue desde 2002.

Pero existe otro dato oculto que merece que lo resaltemos. Apenas hace cuatro años, cuatro de esos mismos componentes disputaban con Las Palmas Atlético el intento de asalto a la Segunda B. Y lo hacían en el once titular de Víctor Afonso: el portero Raúl Lizoain, el defensa David Simón y los centrocampistas Hernán y Roque Mesa. Ellos fueron partícipes en el bloque inicial, al que luego se añadiría en el partido Asdrúbal Padrón -en el viaje a Valladolid-. La síntesis es que la UD no acudió al mercado exterior para mejorar sus prestaciones como aspirante a la Primera División: lo hizo mirando mucho para su propia casa.

Un cuatrienio después, con una línea recta en la política del club, esos mismos jugadores a los que se les escapó en el último minuto el ascenso (1-0 y 3-2), intentan ahora llevar al equipo que tienen en su pecho hasta la máxima categoría. Y están en los planes del entrenador Herrera con todos los honores, sin que se cuestione la idoneidad de sus servicios al equipo amarillo.

El viaje del cuatrienio, de junio de 2011 a junio de 2015, descubre la progresión de todos ellos y el espíritu tan canterano del equipo amarillo, al que aún le queda mucho trabajo por hacer para lograr el objetivo. Sin embargo, sus herramientas de juego crecen en base a una idea con profundas raíces. ¡Quién sabe!. Quizá en apenas diez días estos mismos jugadores sean integrantes de la Liga de las Estrellas. En ello está.