El puente irrompible de Simón
09/08/2015

El lateral venció al tiempo y despejó dudas convirtiéndose en uno de los debutantes estrellas de la UD Las Palmas. Esta semana quebró su silencio confirmando deseos de seguir muchos años en la entidad mientras se buscan puntos de encuentro

Manuel Borrego

"Intuimos cómo puede ser el rendimiento de David Simón en el fútbol profesional; pero desconocemos aún cómo respondería ante la presión o ante la crítica; esta última nunca le ha salpicado". La frase procede de los servicios técnicos de la UD Las Palmas cuando una de las revelaciones de la pasada Liga estaba a punto de debutar en la Segunda División, un año atrás en el tiempo. El argumento profundizaba en el convencimiento de que el lateral grancanario, que se estrenaría camino de los 26 años de edad, no iba a tardar en coger el ritmo de la competición. Sin embargo, ocurrió al contrario: la competición en sí no logró alcanzarle a él, porque a David se le hizo pequeña la Liga Adelante.

La otra parte del enunciado se refería al comportamiento del propio Simón en un escenario distinto al que había vivido en sus largos años de formación en los filiales y en la cesión al Vecindario. La aparición de la crítica y en abundancia era una incógnita abierta en su vida. Quedaba saber cómo la afrontaría el jugador de amplia zancada y de pulmones incansables. Pero esta no tuvo tiempo de aparecer porque la madurez de su fútbol quedó fuera de toda dudas, salvo en un momento en que Paco Herrera creyó que necesitaba sentarle, casi al comienzo del campeonato. La respuesta de Simón durante toda la pasada temporada (46 partidos) despejó todos esos interrogantes.

El momento en que David Simón reivindica en el Anexo, en presencia de Sergio Lobera, su deseo de cruzar el puente hasta el estadio de Gran Canaria (C. Torres)

41 partidos entre Liga y fase de ascenso, elegido miembro del equipo titular del equipo y de la propia Liga Adelante, 2 goles, siete asistencias ... y la sensación de que Simón fue uno de los principales actores del sexto ascenso a Primera. Todo ello pasaba unos meses después de que David abandonara por un día su paciente comportamiento y realizara una reivindicación pública ante Sergio Lobera, para recordarle que había un puente entre el Estadio Anexo y el Gran Canaria que no le había invitado a cruzar.

David llegará a la Primera División en el momento elevado de su curva de rendimiento que, por edad, aún no ha hollado cima. Se ha preparado durante mucho tiempo para ello, sin perder la perspectiva de que algún día llegaría su momento. Y sin perder la calma. Pero esta semana sí ha dado una respuesta ante el arribo la presión, reivindicando en su cuenta personal su deseo de que lleguen a buen puerto las negociaciones de sus agentes con la UD Las Palmas. Expresó en dos breves mensajes lo que demuestra en el terreno de juego:

"Mi único deseo es jugar y ayudar al equipo en todo lo que sea posible (...) Quiero quedarme mucho tiempo en el equipo de mi tierra.‪ #UDLasPalmasiempre", dijo

Ya no es el Simón al que nadie externo atendía, que se esforzaba en las pretemporadas para luego pasar a la lista de descartes. Si alguna vez lloró, lo hizo en silencio porque cada mañana acudía al Anexo con una sonrisa en su cara. Nunca bajó la guardia ni se abandonó.

Ahora es un Simón en el escaparate, un epicentro de la plantilla, que sueña despierto y que puede estar llamado a ser una de las sensaciones de la Liga máxima, una de las mejores del mundo. Sus agentes han llevado a Pío XII una propuesta de renovación que el club, aún inmerso en la austeridad económica de su gestión, no ha aceptado al interpretar que se sale del contexto general. Las Palmas tampoco abandona el guión que le ha llevado hasta tan alto, partiendo desde las tinieblas. Esas gestiones son parte de un proceso al que todavía le queda un recorrido y sin duda puntos de encuentro, porque el jugador ha dicho muy claro cuál es su deseo. Las Palmas nunca le abandonó, siempre le consideró en sus planes porque creía en que su hora iba a llegar, como así ha sido cuando encontró al entrenador que diera el paso. Y el futbolista ha aprovechado esta oportunidad, sin duda con retraso, en base a su único esfuerzo.

La presión primera le ha llegado con otro disfraz. La presión competitiva, en cambio, le espera y no le permitirá distracciones.

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