DIEGO PABLO SIMEONE

El manual del hombre que cambió al Atlético
20/08/2015

"Sólo en el diccionario encontrarás el éxito antes que el trabajo" les recuerda a sus jugadores, a los que impregna de un espíritu legionario y garra en el campo de juego

M.B.

(A Maradona, en 1992). "No te preocupes Diego. Ven a Sevilla, que yo correré por ti". Diego Pablo Simeone ya tenía un no sé qué como jugador. Un verbo sencillo, popular; una filosofía sin maquillaje como la de su compatriota Valdano. Simeone la baña con la garra que viajó con los emigrantes hacia la Argentina que abrazaba a los compatriotas que viajaban al Nuevo Mundo.

El mensaje de Diego no causa indiferencia y menos en un club como el Atlético de Madrid, donde ha calado muy profundamente. Sus palabras van más allá de la sorna del 'partido a partido' con el que se le ha tratado de identificar. La sencillez del contenido se mezcla con la esencia que le caracterizó como jugador. Y el Pupas atlético ha dejado de serlo para convertirse en un grande de Europa y Mundial en esta etapa bajo su gestión.

"El liderazgo no se explica; me sigues o no me sigues", expone a unos jugadores que con él, sea como se fuere, ofrecen un rendimiento incluso por encima de las teóricas posibilidades. No vamos a contar las bondades del próximo rival de la UD Las Palmas, el que le recibe en la Liga este sábado 22 de agosto, porque las virtudes del Atlético de Madrid son incontenibles. Señalamos el papel de un hombre clave que desde su regreso a España por la vía del banquillo está dejando un reguero de interesantes mensajes que pueden ser útiles en cualquier manual de gestión deportiva. "Cuando tenía diez años, un profesor me eligió para dirigir la orquesta. Algo de líder me vio".

"El esfuerzo no se negocia, ni tolero el conformismo" recalca Simeone, que como jugador fue un ejemplo de hombre en batalla, a pesar de que pudiera ocultar con ello notables cualidades técnicas. La recolecta de sus palabras las podría utilizar cualquier técnico. No es Simeone poético; es directo. "Los partidos no los ganan los que juegan mejor", recordó en otra ocasión. "Sino los que están seguros de lo que están haciendo".

Su concepto futbolístico pasa porque lo individual esté en un plano inferior siempre. "En un grupo es fundamental la pertenencia (a él), sentirse involucrado, la entrega plena a un proyecto". Para ello, busca en los rincones del futbolista al que conoce profundamente. "El jugador lo tiene fácil", aseguraba. "Solo piensa en él. Después, si tiene cabeza, piensa también en el grupo. Sin embargo el entrenador tiene que pensar en todos". Esta filosofía deportiva no puede alejarse de la grada, a la que ha logrado conquistar desde su llegada. "Después del talento viene la técnica. Podemos tener un día mejor o peor, pero la afición lee muy rápido a los jugadores que se entregan", les señala. En la coronación de uno de sus títulos lo transmitió a los sufridores colchoneros: "Quiero contarles por qué ganaron estos chicos el partido de ayer. Porque jugaron con el corazón de todos ustedes".

La pelea constante, la pizarra, el comportamiento legionario ... "Les digo a mis jugadores que prefiero jugar bien a jugar lindo". Todo tiene una génesis en él: "creo en el orden antes que nada y por encima de todo. El orden es una manera de vivir en la cancha". Esa actitud le ha llevado muy lejos, arrancando desde la planificación a larga distancia porque "si miras lejos no ves el siguiente paso y tropiezas. Hay que ir despacio, pero nunca lento".

Porque Simeone ha estado también en los dos extremos. "En el fútbol nunca se puede tocar fondo", reflexionaba. "Siempre se puede estar peor". Esos días difíciles, en este Atlético de Madrid, son historia para él. Todos sus logros se mantienen en una máxima que es válida para cualquier empresa donde el factor humano es fundamental. El fútbol lo es; así que cada noche recuerda un consejo que le brindó su compañero de selección Nelson Vivas: "Sólo en el diccionario encontrarás el éxito antes que el trabajo".

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