Balaídos: el primer acto de rebeldía
14/09/2015

Manuel Borrego

La UD Las Palmas había vivido antes de Balaídos 180 minutos en su propio corsé. El potencial del Atlético de Madrid y la amenaza de un conservador Levante no invitaron a Paco Herrera a abrir las puertas de la imaginación, a no ser que la inspiración individual hiciera presencia en alguno de los encuentros. O la estrategia, en el caso del Vicente Calderón.

Ese modelo de juego permitió a Las Palmas aterrizar en la Primera División sin un quebranto anímico que pudieran causarle dos resultados adversos a la última plantilla que puso en marcha su maquinaria. Al contrario, dio sensaciones entonces que había razones para confiar en el primer examen de cualquier conjunto: saber defenderse.

Los primeros 20 minutos en Vigo, con un sistema reformado (los dos centrales Alcaraz y Bigas jugaban por primera vez juntos bajo este modelo), resultaron un caos defensivo para los amarillos. No tenía fórmulas para contener a un Celta que llegaba con facilidad a ver el semblante de Javi Varas. En ese breve periodo de tiempo, el dominio celeste resultó abrumador y sus ocasiones se concretaron en el marcador con una renta que habría quebrado todo el trabajo previo al encuentro. Las líneas visitantes se descoordinaban y eran rebasadas por el Celta, con un exceso de confianza vigués que traicionaba todo lo que iba a pasar con posterioridad.

El partido de Balaídos acabó convirtiéndose en la primera acción de rebeldía del equipo que acaba de regresar a la Primera División. Soltó amarras de verdad Las Palmas a raíz de que avanzó metros a pesar de que la inferioridad de efectivos y el potencial del adversario podrían hacerle sentir que lo peor estaba por llegar.

Las Palmas no tuvo tanto el balón como su oponente (consultar datos), pero su criterio de juego sí fue desde entonces tan vertical como el del Celta, desatándose entre ambos un notable espectáculo que este lunes alcanza adjetivos de elogio en los comentarios nacionales. El equipo de Paco Herrera tiró menos, pero fue igual de eficaz que su rival. Le faltó culminar los dos contragolpes finales del partidos en los que, desbordado el Celta tras el empate y la ansiedad que generó el 3-3 entre sus futbolistas. Y se hizo notar entonces que los grancanarios estaban muy enteros a nivel físico. En contragolpe pudo ser la herramienta que volteara el marcador aunque, ya con él y un gran David Simón sumado al ataque, llegaría el empate que sabe a más que un punto.

¿Qué aprendió Las Palmas en el estadio del RC Celta?. Posiblemente dos de las teorías que no se muestran en Segunda División:

• En la élite cualquier hilo de indecisión es un golpe en contra
• Y en Primera se llega más lejos operando en campo ajeno que en el propio.

Este punto logrado en Balaídos tiene un valor anímico mayor porque comienza a despejar las lógicas incógnitas del equipo que, pese a todo, aún está descubriéndose así mismo.

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