Ahí está la hilera de jóvenes amarillos, esperando a Raúl Lizoain. Ahora es suplente, pero le reciben con esta alegría. Y él la devuelve con su sempiterna sonrisa. Al menos una imagen refrescante en una noche aciaga, bañada por un tercer resultado adverso en el Estadio de Gran Canaria.
Si no es un ídolo, lo parece
04/10/2015
Comparte el artículo si te ha gustado