Especialmente en la segunda parte, la UD Las Palmas gozó de más posesión que su rival, el Getafe. Ocurrió cuando el equipo madrileño le entregó el cuero y terreno, pero los visitantes administraron sus jugadas sin crear el peligro que se requería para poder aproximarse a los dominios de Guaita, que pasó una de las tardes más plácidas como arquero getafense.

El equipo de Paco Herrera no tuvo profundidad y, en contra, ofreció todo tipo de facilidades a su oponente cuando debía replegarse.

Las Palmas asumió el mando de las operaciones durante más de media hora, pero tenía enfrenta una cortina gris que le dejó ver la posibilidad de lograr al menos un punto en el Coliseum.