El día después

Jugadores como sombras
19/10/2015

El Barça tuvo que fabricar una jugada de relojería para abrir el marcador ante la UD; el Getafe necesitó dos minutos. La peor actuación de la era Herrera deja el abultado resultado y futbolistas irreconocibles en el Coliseum

Manuel Borrego

Para que todo un FC Barcelona abriera el marcador ante la UD Las Palmas, apenas hace un mes en el Nou Camp, el equipo de Luis Enrique tuvo que fabricar una jugada de relojería. Porque hasta ese momento no había manera de perforar la zona de retaguardia de los grancanarios. El killer Luis Suárez tuvo que dar lo mejor de sí para brindar un remate imposible, que sólo está para los grandes del fútbol mundial. Este domingo, sin embargo, hacerle un gol a la UD apenas le costó dos minutos al Getafe, periodo en el que descubrió una concatenación de errores y total libertad para su delantero Víctor, que sólo tuvo que empujar el balón. Fue el inicio de un domingo catastrófico.

La afición de la UD Las Palmas vivía hasta hace unas fechas de las buenas sensaciones generales que destilaba su equipo incluso en las derrotas. El partido de Getafe, sin embargo, marca un cruce de caminos. Fue declarado en la víspera como "una final" por el entrenador Paco Herrera, un duelo crucial en la batalla de la permanencia. Lo dijo a pesar de que todavía quedan muchos meses de distancia para cubrir el calendario. Y en esa final, la calidad sensitiva que transmitieron sus jugadores fue decepcionante.

El detalle relevante de la que ya es la peor derrota y actuación de la UD Las Palmas en la era Paco Herrera no es el marcador tan abultado en sí o la situación clasificatoria. Fue comprobar que los once actores titulares y los restantes tres eran sombras, jugadores irreconocibles, sin mostrar unidad en las labores de conjunto en los momentos determinantes del encuentro. En esa línea de sensaciones que podría transmitir la UD Las Palmas, lo ofrecido en el Coliseum Alfonso Pérez deja la esperanza en niveles de alarma: Fragilidad defensiva extrema, errores individuales, incluso despistes, y un no saber qué hacer con el balón cuando toca abordar rivales que se protegen con orden y multitud.

Araujo, que es el teórico finalizar de todo el juego, es la ilustración de cuánto ofrecía Las Palmas en Getafe. No aparecía en el partido en posiciones de remate, sino en el centro del campo o en un costado, para iniciar una operación de ataque que en no pocas ocasiones quedó en nada.

Los otros datos añadidos son también relevantes: 8 goles encajados en tres derrotas consecutivas y un tanto a favor (el de Jonathan Viera en el Nou Camp). Dos sistemas empleados, abundantes cambios en la alineación y ... la última sensación (otra vez la sensación) futbolística de que rivales como Éibar o Getafe, en teoría directos adversarios en la lucha por la salvación, apenas sufrieron para sacar los tres puntos con los amarillos. Fran Escribá, entrenador del equipo madrileño, habló sobre un triunfo cómodo al analizar el último de los acontecimientos.

De todo lo expuesto, lo más preocupante no es ahora los cinco puntos en la clasificación, la ubicación en zona roja o el panorama final de octubre frente a dos de los que están inmersos en batallas por el título como son Villarreal o Real Madrid. Peor es la desorientación general que asomó en Getafe después de dos meses de campaña, la sensación (de nuevo la palabra) de que Las Palmas entra en la novena jornada como si tuviera la necesidad de resetear su fútbol, su sistema y hasta aclarar el rol de cada uno de sus futbolistas. Pero la Liga no tiene tregua y la otra realidad indica que en ocho jornadas ha conquista el 21% de los puntos en juego y que ya aparecen datos en su aportación general que están en color ámbar.

Los cuatro goles y algunas ocasiones más del Getafe cambian el humor. Porque fueron remates a quemarropa frente a un rival que futbolísticamente no mostró tantas hechuras como Rayo o Éibar, anteriores verdugos. Un actor puede tener un mal día; dos también. Catorce deja mucho que meditar.

Garrido, debutante en Getafe (LFP)

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