Orden en defensa; lentitud en ataque
25/10/2015

El primer día de la era Setién descubre la necesidad de ajustar el nuevo puzzle de retaguardia y mejorar el ritmo en las transiciones ofensivas

M.B.

El primer día en el banquillo de Quique Setién descubrió a una UD Las Palmas reflejo al CD Lugo de su mano. Sin embargo, los mecanismos de juego de los amarillos, cuando les tocaba construir, aún están faltos de puesta a punto completa. "Es más fácil defender que atacar" recordaba en los días previos el entrenador que relevó a Paco Herrera. Y eso ocurrió

El orden presidió todas las actuaciones defensivas de los amarillos, que lograron minimizar el efecto ofensivo de uno de los mejores conjuntos de la actual Primera División. La lentitud en las operaciones de ataque, sin embargo, impidió que Las Palmas pudiera sorprender por completo a su oponente en este primer día.

Cada una de las piezas amarillas cumplió con su cometido. Dos puestos fundamentales en el nuevo dibujo les fue asignado a Roque Mesa y Vicente Gómez, a modo de Seoane y Pita en el conjunto lucense, futbolistas de plena confianza de Setién en su anterior etapa. Los dos amarillos mantuvieron sus posiciones y regularon sus subidas al ataque. No fueron tan ofensivos como hasta ahora se les conocía. En esta primera oportunidad, con sus movimientos lograron que Las Palmas siempre tuviera en posición a seis jugadores tras el balón, tanto en posesión como cuando maniobraba al Villarreal. Al conjunto levantino le fue imposible tener una sola oportunidad frente a Javi Varas. El meta vivió su día más tranquilo en toda la temporada.

Con el balón, en cambio, vinieron los problemas de Las Palmas. Nunca se desvistió por completo. Dejó en la inspiraciones de cuatro hombres (de manera inicial) la posibilidad de un acierto. El Zhar fue el más vertical, con internadas muy interesantes como ala derecha. A Viera, por su parte, se le vio más solitario, sin poder llegar al área y armar el disparo. Tana enganchó y supo sacrificarse. Se le ve falto de ritmo de competición. Y, en la vanguardia, la afición aplaudió más Araujo por sus acciones defensivas que por las intentonas de remate. Sin embargo, el remate más peligroso del partido fue precisamente del argentino, con mano de Areola para evitar el posible gol grancanario.

Los cambios de piezas en el segundo periodo refrescaron, dieron aire en una etapa en la que el Villarreal quiso, avanzó posiciones pero, como el resto de la tarde, no pudo.

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