M.B.

"El club tiene fe ciega en Tana y yo, al cincuenta por ciento" comentaba a mitad de octubre Paco Herrera. El panorama para el jugador grancanario era incierto, en plenas negociaciones para su renovación. Apenas una semana después, el propio Tana Domínguez hacía una reflexión en público para advertir que daría el consentimiento a una cesión en el mercado invernal, con la renovación en el bolsillo en la plantilla de la UD Las Palmas.

Pero el fútbol es un ente vivo, cambiante. En apenas unos días Tana fue el ejemplo físico de una de las misivas del nuevo entrenador de la UD Las Palmas. "Conmigo, un jugador puede pasar del campo a la grada o de la grada al campo", explicaba Quique Setién. El técnico cántabro le cambió el escenario profesional a Tana Domínguez y a muchos jugadores de la UD Las Palmas actual. Unos en una dirección y otros, en otra. Pero nada es definitivo, obviamente.

Tana explicaba este viernes desde Madrid en UDRadio que, partiendo desde cero con Setién, ahora no tiene en mente salir en el mercado invernal y sí en cambio tener un papel protagonista como jugador de Primera División. Lo es desde el pasado fin de semana, cuando pasando desde la grada al campo fue pieza titular del primer once de la era Setién.

Tana, entre Germán Dévora y Deivid Rodríguez, en su primera etapa en la cadena de la UD Las Palmas

El fútbol en la vida de Tana es así de vertiginoso. Desde chiquito. Siempre le subrayamos una frase cuando en 2011-12 se reincorporaba a la disciplina del club donde había brillado siendo un niño, en el torneo de Brunete. "Tengo la impresión que voy a hacer algo importante en el fútbol". Con ese pensamiento nunca perdió la esperanza. Había llegado desde el Veteranos del Pilar para vestir de amarillo hasta categoría infantil. Recorrió las cadenas de Acodetti, Unión Viera, tres meses en el Real Valladolid, de nuevo Acodetti, Viera, Villa de Santa Brígida y Vecindario en Preferente y Segunda B.

Ha tenido Tana un curioso idilio, a veces, y divorcio, en otros, con técnicos que le han dirigido. Juan Manuel Rodríguez propició su recuperación para la UD Las Palmas cuando estaba desorientado a nivel personal, con un crédito extraviado. Porque, en realidad, Rodríguez sostiene una teoría con los jugadores en formación: "Se sabrá todo cuando llegue a la madurez, incluso hasta los 25 años" nos ha llegado a cometar. En ese ciclo está ahora Tana.

Domínguez no ha tenido una trayectoria constante, pero el club nunca abandonó la idea de que en él hay algo mágico, en su fútbol diferente. Le puso en manos de varios técnicos y, a modo de Guadiana, ha aparecido en el primer equipo, condicionado el último año por inacabable lesión de abductores.

Pero Tana está de nuevo y no se quiere ir. "No estuve en el Calderón o en el Nou Camp. Hace una semana y media ni pensaba que podría estar en el Bernabéu. Ahora no se me ocurre salir de aquí", expresaba en la emisora oficial antes de descubrir que frente al Villarreal, en el día de su estreno, fue uno de los futbolistas que se vació en el terreno de juego. "Dicen que no corro, que no defiendo, pero eso tampoco es verdad. Rafa Cristóbal me dijo que en el control del partido recorrí 12 kilómetros (antes de su relevo). De los que más aquel día".

Esa es otra parte del fútbol que no se puede controlar ni comprender con la teoría: cuando la cabeza va, las piernas vuelan. Y Tana volvió a levantar el vuelo.