Araujo cambia de discurso
03/11/2015

El delantero de los 25 goles y 7 asistencias de la temporada pasada no es reconocible, ni siquiera en sus declaraciones que pasan de "morir por no marcar" a sentir que "como muchos anotaré cinco en esta Liga"

Manuel Borrego

La UD Las Palmas necesita, por las fórmulas que sea, recuperar al Sergio Araujo de la pasada temporada, ese jugador de los 25 goles y 7 asistencias, el futbolista que lideró anímicamente un proyecto que acabó en Primera División ... y se fraguó in extremis con uno de sus tantos. Al Araujo que vino procedente de Tigre para buscarse un sitio en Europa no le hemos reconocido al escucharle este martes en su primera intervención pública de la temporada, que se ha producido a sugerencia del gabinete de prensa de la UD Las Palmas y después de haber protagonizado en el Bernabéu su primer inicio de partido en el banquillo. Su discurso claramente ha cambiado de apenas unos meses para acá, con una bajada de tensión tan preocupante como su propio fútbol.

El nuevo dato que recogemos se une al Araujo desdibujado en el terreno, que apenas ha aparecido en el juego de ataque de Primera División cuando su nombre estaba subrayado en todas las agendas de secretarías técnicas antes de comenzar la Liga. El futbolista ágil, que no necesita metros para un regate virtuoso y proyectar un disparo letal apenas ha estado hasta hoy, en un campeonato donde el modelo elegido por la UD Las Palmas tampoco le ha ayudado.

Quizá todo lo que le ha venido ocurriendo desde el ascenso habrá podido modificar sus pensamientos y sus hábitos. Comprendemos que Sergio quiso en esta oportunidad restar trascendencia a la baja producción propia, a su primera suplencia por decisión técnica o rebajar la tensión extra de ese prolongado espacio de tiempo sin besar las redes rivales. En su intento por aligerar una pesada carga ha llevado un mensaje al aficionado, al que cree en él, que no alimenta la ilusión. Porque un gran goleador, que lo es, se vacía de contenido ante el exterior si expresa que "apenas" espera marcar cinco tantos en esta campaña. La UD Las Palmas no necesita un nueve así, cuando el gol es una eterna necesidad, y él mismo debe saberlo.

Nunca varió desde su llegada a la isla una teoría sobre sí mismo al afirmar que que "nunca he sido goleador" en sus anteriores etapas deportivas en Boca, FC Barcelona o Tigre. Pero el Araujo que disfrutó la afición grancanaria durante la pasada temporada era un jugador inquietante, que se colaba por todos los perfiles del gol y era imprevisible para las defensas por su facilidad de disparo con diestra y siniestra. Rápido, vivo, intuitivo e insatisfecho. Quizá la pregunta sea otra. ¿Por qué ha desaparecido (de momento) ese Araujo?.

Antes de venir ya se había ganado una multitud de simpatizantes amarillos, que le han elevado hasta idolatrarle. Aquel Araujo agradeció ese cariño y se metió en la Liga española con hambre de éxitos; silenció bocas (en Boca, nunca mejor dicho), despertó grandes titulares de prensa, alarmó a los informadores rivales, avivó una mejora de contrato en la UD Las Palmas y hasta trajo a Gran Canaria a emisarios del Palermo con una oferta de doce millones de euros que el presidente Miguel Ángel Ramírez rechazó para que se mantuviera en uno de los altares de la UD Las Palmas.

Hoy, en un gesto casual durante el entrenamiento en Maspalomas, mandaba a silenciar entre bromas. Pero para que se silencie la creciente línea crítica que le rodea, Araujo necesitará goles. Y muchos más de cinco.

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