Manuel Borrego

El trabajo de Quique Setién en su estreno en Primera División es salvar a un equipo que hace apenas tres jornadas era absolutamente irreconocible, mostrándose en Getafe frágil y desorientado en un encuentro que tenía marcado su trascendencia. Tres semanas después, ni siquiera una veintena de entrenamientos, el entrenador cántabro ha logrado tras el big bang del Coliseum establecer un orden y mejorar criterios. Hasta el punto que en la victoria sobre la Real Sociedad lo que eleva la percepción de la mejoría no son los tres puntos logrados, sino la muestra de que Las Palmas sabía en qué momento de la competición estaba.

El nuevo entrenador mantiene un discurso uniforme cuando explica la manera en que maneja la situación. Su objetivo no es otro que colocar a tres rivales detrás en la clasificación y se mete en el vestuario de Las Palmas con un mensaje constante: Insiste en estar en fase de conocimiento de sus jugadores y que en cualquier momento estos pueden pasar del campo a la grada o viceversa. Sin embargo ...

... Los hechos nos traen una mejor visión del equipo, que empieza a tener signos de identidad física y futbolística. La primera decisión del entrenador partió de un caos. Reorganizó a contrarreloj al equipo para frenar con éxito a un poderoso como el Villarreal. La decisión de ese primer once se consolida porque ya lo ha repetido en dos ocasiones de tres oportunidades posibles. En esos tres partidos de la era Setién, en dos quedó la portería a cero para Varas, únicamente vulnerado por el Real Madrid.

Siguiendo la estela de las palabras del entrenador, aparecieron jugadores que no contaban y ahora están excluidos otros que ejercieron en las ocho fechas anteriores. Y algunas ideas claras:

* El bloque con cuatro defensas y un doble pivote, alterado en el Bernabéu, está en fase de ajustes pero con una producción muy mejorada para los conceptos de ataque. Roque y Vicente se sacrifican y se complementan. Y ya comienzan a avanzar metros, especialmente el zurdo jugador, que añade a su producción esta semana la primera asistencia.

* La UD se defiende mejor con balón. A veces ni siquiera lo arriesga, para distribuirlo pacientemente. Ese fútbol aún no tiene la complicidad del aficionado, que tiende a la protesta. Pero es una manera eficaz de contener y mantener personalidad en el campo. Los jugadores elegidos por el cuerpo técnico, especialmente en la zona medular, conservan este perfil, con un número de errores bajo que aún tendrá que ir a mejor si quiere prosperar en la teoría.

Simón y El Zhar, los nuevos socios de la banda derecha (C. Torres)

* La banda derecha funcionó este viernes. Aún la UD Las Palmas ataca de forma asimétrica, lo que hace incompleto el juego amarillo; sin embargo, supo cómo avanzar metros. El perfil de Simón para ello es idóneo y El Zhar, que no tenía presencia titular con Herrera, ahora es una pieza ajustada a su compañero de carril. El marroquí es otro de los favorecidos en la detonación del big bang del equipo. Él y Tana, que ha completado su primer encuentro en la Liga después de un año y siete meses. También dejó en su cosecha un pase de gol, que completó Araujo.

* La magia de Araujo o de Viera no necesitan pizarra. Aparece y se fortalece si el equipo es capaz de ofrecer garantías de generar ansiedad al rival y no asimismo. Esa sociedad se volvió a entender ante la Real. Juntos, mejor en la guerra que por separados.

Aún es pronto para saber si Setién llevará a destino al equipo, que ha mostrado un parcial muy bajo en el primer cuarto. Va a necesitar muchas victorias pero el camino más seguro es el que ha escogido el entrenador: señas de identidad aunque cueste comprenderlas, dentro y fuera.

Momo regresó tras diez jornadas. Personifica también la teoría del campo a la grada y de la grada al campo. (C. Torres)