Manuel Borrego

El nuevo modelo con el que la UD Las Palmas pretende permanecer en Primera División tiene dos caminos para protegerse mejor del temible ataque de los equipos de Primera. Desde la llegada de Quique Setién, el once ha variado de dibujo en el campo, con seis jugadores en dos líneas (4-2) que tiene aparente preferencia de permanecer en orden entre el balón y la portería canaria. Ese modelo "es innegociable" dijo el nuevo técnico, aunque también tiene sus propias variaciones. La otra fórmula elegida para protección del mentón es la tenencia del balón, protegerlo el mayor tiempo posible.

La posesión como método defensivo es herramienta bien utilizada por muchos rivales que actualmente están en la categoría actual de la UD Las Palmas; un concepto bien instrumentado en el mejor FC Barcelona de los últimos tiempos o en la selección española campeona de Europa y del Mundo. Las Palmas, con sus limitaciones, parece intentarlo y en este primer ciclo de tres partidos lo emplea con un criterio que quiere crecer.

Ello obliga a muchos detalles a tener en cuenta. Uno de ellos es el papel del portero. Javi Varas (o Raúl Lizoain) está comprobando que sus compañeros, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del nuevo cuerpo técnico, no tienen reparos en retrasar el cuero tantos metros como sea necesario para prolongar el dominio del esférico, llevando al meta amarillo a exponer. Y el portero participa también, evitando el patadón aleatorio para intentar ser el primero en darle juicio a la operación del juego.

Varas (y Raúl) parecen abocados a incorporar algún nuevo registro a su trabajo de portería, como es sin duda el juego a ras de suelo. Este pasado viernes, el meta sevillano cubría más de 9.000 minutos en partidos de Primera División desde que se estrenara en esta división. Para ser exactos: 9.088 minutos suma ya en 104 partidos de Liga, entre ellos los 9 actuales con la UD Las Palmas. A Varas se le vio en este partido en varias dimensiones del encuentro:

• Las acciones propias de portería, con intervenciones muy controladas en centros o disparos donostiarras, la mayoría lejanos. Y también pasar apuro con un guantazo al excelente chut de Sergio Canales, que fue lo mejor de los realistas, alianza al travesaño añadida.

• Y a Varas se le vio manejar el balón casi como líbero de la defensa, debiendo incluso sortear en una jugada a Agirretxe cuando aquél se acercó a intentar un arriesgado robo. Y no sólo eso: desde la posición de área inició Varas el juego de ataque de los amarillos. La jugada del 2-0 es una muestra. La inicia el portero con un pase en largo, preciso, a David Simón. Y a partir de ahí, Tana y la obra de Araujo.

Setién ya había anunciado que podrían producirse riesgos defensivos por su manera de entender el juego. El 1-0 del Real Madrid en el Bernabéu es prueba de ello. Pero el técnico cree que a la larga esta manera de interpretar el juego en Primera, con un portero más participativo, le dará un mayor rédito.

De cualquier forma, los primeros datos saltan a la vista: de tres partidos de la era Setién, en los dos de casa (Villarreal y Real Sociedad) la UD dejó la portería a cero. De nueve puntos, cuatro en su haber y la sensación general de crecimiento.

Cuando la UD Las Palmas firmó a Varas no teníamos el concepto de que su manera de ejercer el trabajo de portería fuera tan participativa con el pie. No se trata de un estilo tan pasional e imprevisible como el de René Higuita,el icono de osados, ni siquiera el arquero azteca Jorge Campos, que deslumbró como defensa central en toda regla en 1993 cuando México pasó por el Estadio Insular para un amistoso frente a España. Por sólo poner dos ejemplos .... Afortunadamente para los cardiólogos de la isla, las funciones de los porteros amarillos no son así.

Varas, con esos 9.000 minutos a sus espaldas, podría escuchar alguna protesta de quienes no interpreten con claridad aún el nuevo estilo. Habrá que tenerle en cuenta a partir de ahora en la estadística de pases, regates e, incluso, asistencias. Al tiempo.