El héroe de un correcalles
10/11/2015

La afición del Gran Canaria Arena se entrega al coraje de Alen Omic, que levantó las gradas en varias ocasiones por su pundonor en un partido a la italiana

B. Pérez

Fue un partido a la italiana. El Reggio Emilio vino a hacer lo que bien le supo al Alba Berlín, jugando al límite con el físico, al contacto, a provocar el encuentro que no quería el Gran Canaria, el líder que hasta ahora había tenido un comportamiento cirujano como local en sus citas continentales. El primer tirón lo dieron los italianos, con tres triples de Dela Valle en apenas cinco minutos, apagándose su acierto desde entonces. Y con ello, las pequeñas montañas que originó el partido fue, a raíz de ese inicio, un camino lleno de trompicones para los jugadores de García Reneses.

En ese ambiente tan errático, lleno de imprecisiones y pérdidas contagiadas, con idas y venidas a veces alocadas, el Reggio Emilia aspiró a llevarse el liderato del Gran Canaria Arena. Durante muchos minutos encontró a un rival indeciso, en exceso impulsivo aunque sin abandonar nunca la exigencia de la pelea. En ese escenario se creció Alen Omic, el nombre que coreó la afición isleña cuando despedía a sus jugadores tras la intensa batalla, ganada a base de agallas y un poco más de calma en los instantes finales.

Omic estuvo en su propio ambiente. En no pocas ocasiones levantó los brazos para pedir el ánimo de la grada. Lo viene haciendo desde el día en que el pivot internacional esloveno aterrizó en la isla, con una misión invisible en su mochila: hacer que el center que le precedió (Tavares) sea sólo un recuerdo.

A Omic le fue esta batalla en la que recibió no pocos golpes. 10 rebotes tiene en su haber de los 45 totales del Granca, en un partido en el que había mucho que resolver en la zona. Esa guerrilla parcial fue uno de los apartados conquistados por su equipo y que a la larga le dio el triunfo, no sin antes protagonizar un extraordinario parcial 12-0 en el último tramo del partido que volteó las aspiraciones de los visitantes.

Omic quiere crecer en este proyecto donde todos los perfiles del juego son válidos: el temple de Pangos, la puntería del ausente Kuric y Salin, la veteranía de Báez y Savané, la inspiración de Paulí que en Europa está dejando detalles de relieve y la garra contagiosa de un héroe de correcalles. Todo vale.

Fotos: C. Torres

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