B.P.

Wakaso está aquí y ya se han convencido todas las partes de la utilidad de su concurso: el propio jugador internacional ghanés, el cuerpo técnico y especialmente la grada. No ocurría hace tiempo lo presenciado este miércoles en el Gran Canaria: todo el graderío coreando el nombre del futbolista africano, que se ha ganado un hueco entre los aficionados.

La comisión deportiva de la UD Las Palmas vence en este apartado. Otro jugador más que alcanza la aceptación popular hasta el punto que la Naciente pidió el Balón de Oro para el descubrimiento enésimo de la era Setién, con apenas diez partidos de Liga y cuatro de Copa sobre las alforjas.

Wakaso está gustando y más en el costado derecha. El chutazo de Eibar, para marcar en el encuentro de ida, queda en la memoria de esta eliminatoria, como también su pelea para el 1-0 de este miércoles. Un gol extraño, pero válido. Pero ahora pone al servicio de Las Palmas músculo y pundonor. Setién, su jefe en el vestuario, le reclama que sepa leer mejor los partidos para realizar esfuerzos equilibrados.

El Wakaso Mubarak de las últimas semanas es un jugador centrado en lo que está haciendo, ajeno ya a la lesión que padeció y al contratiempo de las llamadas internacionales con la selección de las Estrellas Negras -se conoce así a los internacionales de su país-, que le han cortado su trayectoria desde que llegara en calidad de cedido. El Wakaso de esta eliminatoria copera contra el Eibar tiene mucho recorrido y deja sus credenciales en la libreta de anotaciones del entrenador. Con él hay que contar ... y con otros ganadores de esta Copa, también.