M.B.

El Barcelona se puede permitir muchos lujos. Uno de ellos es que su jugador más laureado, el astro mundial de los cinco Balones de Oro, apenas apareció en el Estadio de Gran Canaria, en el que ha sido su presentación ante los aficionados de la UD Las Palmas. Se pareció más al Messi de la selección argentina, el que ha enojado en varias oportunidades a la hinchada albiceleste en diversos torneos donde era su sombra, que al jugador determinante que admiran en todos los continentes.

Messi no fue determinante en el partido. Se ausentó muchas veces del juego y durante muchos minutos. Prefirió caminar por el prado insular, no colaboró apenas en la presión, quizá pensando más en las eliminatorias de Champions que en las camisetas amarillas que tenía enfrente. Si Luis Enrique dijo que temía a Las Palmas porque "nos hará correr tras el balón", el rosarino interpretó que ese mensaje era para otros compañeros, como pudieron ser los astros de la delantera Luis Suárez y Neymar Junior.

Messi jugó los noventa minutos, pero apenas un par de detalles dejó sobre el campo. Estuvo presente en el 1-2, con el remate preliminar que rechazó Varas. Una falta bien diseñada dejó la posibilidad del remate franco a Suárez, que malogró. Alguna internada, un par de pases buenos, pero ... ¿Dónde estuvo Lionel?.

Fue foco de atención para miles de seguidores que están saciados de verle en la caja tonta. Ese pequeño jugador deslumbrante, la zurda prodigiosa, el desafiante de la gravedad, ... Sabemos que estuvo en el Gran Canaria y su débil actuación pasará de puntillas porque el segundo gol de la UD, como él, no apareció.

La camiseta de Messi, no obstante, se queda en la isla. Roque Mesa la intercambió con él. Si por la actuación individual, debería ser el que tomara la iniciativa. El teldense lució más.

Fotos: C. Torres