La final de 2016 fue apasionante, congregando a más de 2.000 personas en el terrero de Vecindario. Se quedó pequeña la instalación. Al no haber control de aforo ni asientos en las gradas, megafonía pidió en varias oportunidades que el propio público abriera huecos para que pudieran acceder al recinto la totalidad de personas que estaban en la puerta aguardando. De Gáldar se desplazaron varias guaguas y un millar de personas animó a su equipo.

No faltó nadie. O casi. El consejero de deportes, Angel Víctor Torres, excusó su ausencia a última hora. Y, como ya viene siendo norma esta temporada, el presidente de la Federación Regional de lucha canaria, Germán Rodríguez, volvió a ausentarse en otra gran luchada de esta tierra. No se le ha visto en los terreros de Gran Canaria en la presente temporada. Ni se le espera. Se perdió una magnífico espectáculo, de poder a poder, que no logró deslucirse un ápice por el affaire de los días previos. Los tres luchadores afectados por la medida de la Regional finalmente bregaron, con distinta suerte aunque no fueron decisivos para sus equipos.

En la entrega de premios, alegría para el Sureste y tristeza en el Noroeste. El Roque Nublo fue un gran animador de la competición. Se llevó su puntal, Medianito IV, el trofeo al máximo tumbador individual.

Uno de los grandes triunfadores de la noche fue el mandador local, del Sardina. Antonio Suárez enlazó dos títulos consecutivos y ha visto cumplido un deseo que debe confirmar con la almohada. Expresó en Tinta Amarilla su decisión de retirarse con el trofeo de campeón. Ya lo tiene en sus manos.

Galería: C. Torres