LA CONTRACRÓNICA
El presidente del Gran Canaria, Miguelo Betancor, se compromete a ayudar a la Federación Insular en la logística para llevar el evento al colosal recinto de Siete Palmas
M.B.
¿Cuántas personas presenciaron este viernes la gran final de Primera en Vecindario?. ¿2.500 o 3.000 acaso?. ¿Y cuántas renunciaron acudir a verla?. Es imposible tener ese dato porque los terreros de lucha canaria viven ajenos a lo que es la modernidad en los recintos deportivos de élite. No hay control de acceso porque no hay asientos numerados, ni tornos o taquillas con los que administrar rigurosamente la afluencia.
Así que llegado el momento, antes de que los luchadores salieran a la arena, megafonía (la mesa federativa) pidió que las personas asistentes se juntaran y abrieran huecos para que las personas en la puerta pudieran acceder. Ese mensaje nos hacía viajar en el tiempo ... Hueco hubo porque hubo voluntad para ello.
Media hora antes de comenzar la brega, el presidente del Herbalife Gran Canaria, Miguelo Betancor, tuvo un encuentro con el presidente de la Federación Insular, José Antonio Caballero, al borde del círculo de luchas. Betancor acudía a la cita de Vecindario como comentarista invitado de TVE. Y al percatarse de la magnitud que el espectáculo estaba alcanzando, de propia iniciativa le preguntó a Caballero. "¿Y cómo no se te ha ocurrido llevar esta luchada al Gran Canaria Arena?. Nosotros estaríamos gustosos de ayudarte a organizarla".
Al presidente de la Insular le pareció que la pregunta estaba bien formulada. No profundizó en ella pero sí acertó a decirle a Betancor una respuesta visionaria. "El año que viene ya no estaré como presidente, pero antes de dejar el cargo, si no me presento a la elección, promoveré la final allí. La próxima final de la Liga, en el Gran Canaria Arena".
Ahí se quedaron charlando un rato de las necesidades para llevar a Siete Palmas un evento de esta calidad. Ni qué decir que ser testigos de tan nutritiva conversación nos dejó expectantes. Caballero no le explicó a Betancor que hasta en tres ocasiones el actual consejero de deportes del Cabildo, Angel Víctor Torres, le planteó en público esta posibilidad, con un terrero de arena en el Arena (nunca mejor expresado). Torres prolongaba otra invitación de su antecesor, Lucas Bravo de Laguna, impulsor institucional de la brillante actual Liga de Primera de Gran Canaria.
Prensa como nunca antes ... de tierra, mar y aire (C. Torres)
La final de la Liga de Primera tiene ya una proyección colosal en nuestro deporte, al menos en Gran Canaria. La realidad es esa; amoldarse a los nuevos tiempos es un reto para la lucha canaria.
La final entre Sardina y Gáldar tuvo su aquel. No se vivieron momentos de cierto riesgo como hubo en Agüimes, un año atrás, cuando incluso hubo una advertencia de las Fuerzas de Seguridad de cerrar el acceso al recinto habida cuenta de que se había desbordado la previsión por el cruce entre Juan Espino Dieppa y Medianito IV. No fue así esta vez, aunque si hubo tres mil personas en las gradas -como se ha llegado a calcular- menos de una decena de efectivos de seguridad las controlaban.
Ismael Déniz, gran protagonista de la noche, camina por las abarrotadas gradas recogiendo sus premios populares (C. Torres)
Fue una gran final, sin duda, con un seguimiento mediático que también crece. Como el público, donde buenamente encontraron un hueco para ejercer labores. Esta competición, con sus obstáculos y zancadillas, crece. La quieren ganar todos pero necesita dar un salto definitivo. El día que la lucha canaria se una será indestructible. Al menos en Gran Canaria.