M.B.

El primer paso de Cristiano Ronaldo por Gran Canaria lo podrá recordar por el marcador. Las porterías de Naciente y de Curva no tienen su muesca en esta oportunidad. Se lleva los tres puntos, pero también unas gotas de malhumor ... o más incluso.

Cristiano no tuvo el día. Sus apariciones fueron escasas y en el primer tiempo. En ese periodo sí tuvo la oportunidad de marcar. Sus compañeros le asistieron pero no acertó, no fue el jugador letal que se temía. Varas le detuvo un disparo a quemarropa y otro a ras de suelo. Pero poco más.

Cristiano y el Real Madrid acabaron metiéndose en un lío ante los amarillos de Setién. Estuvieron a un paso de dejar dos puntos en el Gran Canaria. O más. La victoria alivia una noche mala del portugués que, al contrario de Lionel Messi, comprendió que el público de la isla no le tiene en sus altares. Al contrario: fueron a verle y fueron a pitarle. Le hicieron sentir que no goza de simpatías.

Eso también ocurrió en el primer tiempo porque en la segunda fase Cristiano, como el propio Real Madrid, desapareció tras la capa de la UD Las Palmas. Esta vez no le vale el argumento de hace apenas unas semanas cuando reprochó a sus compañeros el no estar al nivel suyo. Este domingo, todos, acabaron igual: deslumbrados por una UD que no mereció tal castigo.