Obra de las avispas, abundantes en cada primavera. Lo que el ojo no ve, no se cuenta. Y aquí está la precisión de nuestra reportero gráfico, C. Torres, para localizar los nidos de los insectos que encontraron en la estatua de David Silva un filón. Los huecos elegidos son selectos: los dos pabellones auditivos, las cuencas de los ojos, en una de las axilas e, incluso, entre los dedos. Cualquier sitio es idóneo. El monumento homenaje a la cantera de la calle Fondos de Segura, exhibido desde 2009, está así a día de hoy. No se trata de vandalismo, como en un primer momento pudiera parecer. Es la madre Naturaleza, que todo lo invade. Algunos jóvenes insectos ya están en vuelo tras romper el armazón del nido.
David Silva, un avispero
30/03/2016
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